El jet lag es esa sensación de cansancio que tenemos cuando viajamos a países con zonas horarias diferentes; por ejemplo llegar a la costa Este de Estados Unidos cuando para nosotros serían las 20.00h y encontrarnos que allí son las 14.00h. Esa diferencia de tramos puede hacer que nuestro organismo pase unos días desorientado con los patrones de sueño, alimentación, incluso las horas en las que vamos al baño.
Lo mismo puede suceder sin irnos de viaje. Se trata del jet lag social, la interrupción regular de los patrones de sueño que, al igual que los viajes, pueden confundir los ritmos circadianos que regulan el metabolismo. El jet lag social se sabe pautando el punto medio de descanso entre los días laborables y el fin de semana. Según esto, si una persona duerme durante la semana desde las 11 de la noche hasta las 7 de la mañana, el punto medio de sueño sería las 3 de la madrugada. Pero si una persona duerme de 2 a 12, el punto medio serían las 7 de la mañana. La diferencia entre uno y otro tramo de es 4 horas: ese sería el jet lag social. Al margen de esta diferencia horaria, ¿hay algún impacto para la salud?
Al cuerpo humano le gusta la estabilidad y reacciona mal ante los cambios. Respecto a jet lag social, varios estudios han encontrado un vínculo entre este jet lag social y algunos indicadores metabólicos relacionados con la mala salud.
Un estudio realizado en 2015 con más de 800 trabajadores que hacían horarios de trabajo regulares encontró que quienes tenían un mayor jet lag social eran más propensos a ser obesos respecto a los trabajadores cuyo patrón de sueño era estable a lo largo de la semana. La conclusión es que vivir desatendiendo las necesidades de nuestro reloj biológico puede contribuir a la aparición de trastornos metabólicos.
Cuando hay un jet lag social de más de dos horas, empiezan a aparecer biomarcadores poco saludables, según un estudio
Una diferencia de jet lag social de dos horas es el límite a partir del cual se empiezan a observar esos biomarcadores poco saludables, según un estudio del Instituto Nacional para el Envejecimiento de Estados Unidos.
Otro estudio, liderado por Michael A. Grandner y publicado en la revista Sleep, el jet lag social está asociado "con una salud más pobre, enfermedades de corazón, peor estado de humor y una mayor fatiga y somnolencia".
Las investigaciones demuestran que tanto la duración como la regularidad en los horarios de sueño juegan un papel importante para nuestra salud. Por último, los expertos recomiendan mantener horarios regulares de sueño durante la semana y los fines de semana para prevenir problemas de insomnio, un trastorno que padece entre el 10 y el 15% de la población adulta.