Nuestro organismo necesita para funcionar en condiciones óptimas 13 vitaminas. Nueve de ellas son hidrosolubles; es decir, solubles al agua, y las otras cuatro son solubles en grasa. Su diferente composición hace que tenga un comportamiento distinto en el organismo. Así, mientras las hidrosolubles pueden eliminarse fácilmente a través de la orina cuando hay un excedente, un exceso de vitaminas liposolubles puede tener efectos secundarios importantes. En concreto, la ingesta de algunas vitaminas, junto a alimentos y a fármacos pueden ocasionar efectos indeseables en el organismo, como muestra un estudio del ministerio de Sanidad.
En principio, las vitaminas y otros micronutrientes esenciales están disponibles en los alimentos. Una nutrición sana y variada debería proporcionarnos todo lo que necesitamos. Sin embargo, el estilo de vida hace que no siempre nos nutramos correctamente. De ahí, que la suplementación sea habitual.
Los últimos estudios explican que vitaminas, minerales y otros micronutrientes son más rentables para el organismo en distintos momentos del día. En líneas generales, las vitaminas hidrosolubles (la C y el complejo B) pueden tomarse con un simple vaso de agua en cualquier momento del día. Las liposolubles (A, D, E y K) suelen tomarse mejor con la comida más grasa, fundamentalmente a la hora del almuerzo.
Pero, además de de esta distinción, hay que tomarlas según el objetivo que persigamos. Así lo explica la nutricionista y experta en longevidad Nathaly Marcus en Instagram.
En busca de la energía
Para esta experta, si lo que buscamos es tener energía a lo largo de la jornada, es mejor tomar estos micronutrientes a primera hora, junto al desayuno. ¿A qué vitaminas y oligoelementos se refiere?
Vitamina C. Desempeña muchas funciones fundamentales; entre ellas, funciona como un poderoso antioxidante y es necesaria para la salud inmunológica, así como para la síntesis de colágeno y neurotransmisores.
Complejo B. Desarrollan unimportante papel en el metabolismo de los nutrientes y la producción de energía. Por esta razón, se aconseja tomarlas por la mañana, en algunos casos, con el estómago vacío.
Vitamina D3. Ayuda al cuerpo a absorber el calcio, una de las principales sustancias necesarias para tener huesos fuertes. Junto con el calcio y la vitamina K, la vitamina D contribuye a prevenir la osteoporosis.
Vitamina K2. Conocida como menaquinona, es necesaria para la coagulación sanguínea, la salud de los huesos y el corazón, entre otras cosas. Para la ingesta de D3 y K2 es necesario realizar un análisis de sangre.
Antioxidantes como resveratrol. Los antioxidantes son el combustible de las mitocondrias, la parte de nuestras células encargadas de proporcionarnos energía.
En busca de un descanso reparador
Si por el contrario lo que buscamos es descansar bien y sacar el máximo partido a las horas de sueño, lo ideal es tomar algunos de estos suplementos a la hora de ir a la cama.
Magnesio. Según Medline Plus, el magnesio es necesario para más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo. Ayuda a mantener el funcionamiento normal de músculos y nervios, brinda soporte a un sistema inmunitario saludable, mantiene constantes los latidos del corazón y ayuda a que los huesos permanezcan fuertes. También ayuda a ajustar los niveles de glucosa en la sangre. Ayuda en la producción de energía y proteína.
Zinc. Ayuda al sistema inmunitario a luchar contra las bacterias, virus y los microorganismos que lo atacan
Omega. Es un micronutriente esencial para la salud, especialmente los Omega, un tipo de grasa poliinsaturada necesaria para fortalecer las neuronas y para otras funciones importantes. Los ácidos grasos omega 3 tienen propiedades que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño. Estos ácidos grasos, especialmente el DHA, están involucrados en la regulación del sueño, ya que el cuerpo los utiliza para producir melatonina.
Marcus advierte que todos los suplementos deberían ser recetados por un profesional médico, quien, de acuerdo a distintas pruebas recomendará lo más adecuado para nuestro estado físico.