Tal vez sea algo desagradable en lo que preferirías no pensar, pero la cera de los oídos es una secreción orgánica totalmente normal y algo inevitable en la vida. Saber cómo controlarla te permitirá escuchar mejor y prevenir infecciones, dolores de oído y otros problemas. Pero debes saber que el cerumen es un importante aliado para la salud de tus oídos, ya que es su mecanismo de "auto lavado".
Cada persona produce la cantidad de cera que necesita su cuerpo y la elimina de forma diaria. Por un lado, permite capturar la suciedad que puede colarse, pero, además, es vital para mantener un equilibrio justo del pH. La patología surge cuando se produce en exceso o cuando se realizan malas prácticas en el mantenimiento de la higiene. El conducto auditivo externo está cubierto de folículos pilosos y glándulas que producen un aceite denominado cerumen. Este es impermeable al agua, posee anticuerpos y un pH ácido que le permite luchar contra los microorganismos presentes en el oído.
Queda evidente que la producción de cera en los oídos es un proceso totalmente natural y necesario. En condiciones normales, esta sustancia se elimina por el canal auditivo gracias al movimiento de la mandíbula. Sin embargo, este mecanismo a veces puede fallar o darse una producción excesiva que cause molestias o que, incluso, llegue a taponar el conducto. Los síntomas asociados son dolor, pérdida auditiva, zumbidos o picazón. Cuando esto ocurre es importante acudir a un profesional de la salud para que pueda emplear los métodos adecuados para extraer el exceso de cerumen sin poner en riesgo el oído interno.
En general, los oídos requieren de una limpieza rutinaria. No es necesario hacerlo cada día, pero no debe pasar un mes entero sin prestar atención a esta zona del cuerpo. Lo más recomendable, sencillo y seguro es limpiar la oreja y el conducto auditivo externo de forma suave con la ayuda de una toalla después de la ducha. Este sencillo gesto es suficiente para eliminar el exceso de cerumen que se expulsa naturalmente.
Al contrario de las creencias populares, el bastoncillo “de toda la vida” no es la mejor opción para limpiar los oídos. Al introducirlo en el conducto auditivo empujamos la cera hacia sus profundidades, lo que hace que sea más difícil extraer el cerumen y que empeoren los síntomas.
Cabe añadir que otros elementos como pinzas del pelo, tapas de bolígrafo o incluso los dedos tampoco son las herramientas adecuadas para extraer la cera acumulada. No solo la empujan más adentro, sino que además pueden provocar lesiones internas.
Cuando el proceso de auto-limpieza del oído no funciona bien, se produce una acumulación excesiva de de cerumen que bloquea parcialmente el conducto auditivo (un tapón de cera). Muchas veces son asintomáticos, y como no suelen dar síntomas se detecta de manera casual. En otras ocasiones este tapón de cerumen provoca síntomas: pérdida de audición, dolor en el oído, sensación de taponamiento (oído lleno), picor, malestar. Como hemos dicho, cuando esto sucede hay que acudir a un profesional sanitario.