Miguel Bosé hacía hace unos días una revelación sobre él. El cantante afirmó que vive con sinestesia, un fenómeno neurológico que no se denomina enfermedad y que por tanto tampoco se le puede llamar trastorno. Un fenómeno que, al parecer, es común entre los artistas: Lady Gaga asegura tenerlo y Vicent van Gogh también lo tenía. No obstante, lo padecen más personas de las que creemos. Un estudio de 2015 elaborado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) señaló que el 13’95% de la población española puede tener algún tipo de sinestesia tras una muestra con 803 personas. Te explicamos de qué trata y cuáles son los síntomas.
La sinestesia es un proceso neurológico que afecta a los sentidos, a las sensaciones, y que hace que haya personas que sean capaces de oír los colores o de ver los sonidos. En general quienes lo tienen lo ven normal y no saben que son personas sinestésicas porque creen que el resto percibe la realidad de la misma manera. Incluso durante años, por falta de estudios, se relacionaba con el consumo de drogas o se cuestionaba si era simple imaginación de los pacientes.
En la actualidad la investigación sobre este fenómeno continua y se conocen alrededor de 60 variantes diferentes, como que el cerebro capte un sabor por medio de un sonido o que al leer la letra ‘M’ percibas el color violeta. En todo caso, las más frecuentes son el notar un color tras escuchar un sonido o asociar un determinado color a una letra o a un número.
Helena Melero, neurocientífica y autora de una investigación sobre la sinestesia, explicaba hace unos años a Uppers que “la sinestesia es un fenómeno neurológico que se produce cuando la estimulación en su sentido, por ejemplo, el oído, además de desencadenar la percepción que le es propia, como sería el sonido, produce la activación de otro sistema sensorial no estimulado directamente, como puede ser la vista”.
Una persona con sinestesia se la denomina como alguien que tiene una forma diferente de experimentar los estímulos sensoriales en la que se cree que el componente genético tiene importancia, aunque se desconoce si es un mecanismo común o uno distinto según el tipo.
A pesar de que no tiene ninguna carga negativa para las personas que lo experimentan, sí que puede haber momentos de sobrecarga sensorial en los que pueden sentirse incómodos hasta que la estimulación que desencadena la sinestesia termina.