Tener unos buenos hábitos es esencial para mantener una salud fuerte, y eso pasa por todos los ámbitos de la vida: desde la alimentación hasta un buen ciclo del sueño y tener relaciones personales sanas. Todo ello es esencial para una vida saludable, pero no hay que olvidar la importancia de moverse y evitar a toda costa una vida sedentaria. Cualquier simple gesto puede generar grandes beneficios, desde sustituir el ascensor por las escaleras hasta ir caminando a hacer tus recados.
Uno de los momentos en los que más cuidado hay que tener respecto a la alimentación es en la cena. Además de que hay que cuidar lo que llevamos al plato para evitar pasar una mala noche o irse a la cama con el estómago demasiado pesado, incluir un hábito justo después durante los meses de verano puede traer grandes beneficios.
Durante los meses estivales los días son más largos, oscureciéndose sobre las 10 de la noche, lo que permite que justo tras la cena se pueda dar un paseo agradable cuando las temperaturas son más suaves, combatiendo así el sedentarismo y haciendo que la cena no sea tan pesada.
Por eso mismo, muchos expertos de la Universidad de Harvard recomiendan ese horario para dar un paseo cada día, justo tras la cena, entre las ocho y las nueve de la noche. Esto permite cenar algo ligero más temprano. Pero en lugar de irte al sofá a ver la televisión, puedes ir al parque que está al lado de cada para dar un paseo tranquilo que te permite desconectar del día y sentirte mejor antes de irte a la cama.
La recomendación de los expertos no pasa por hacer grandes esfuerzos, al contrario. Lo que indican es que con unos 15 minutos de paseo sería suficiente para nuestro bienestar, ya que con ello se logra equilibrar la subida natural que se produce de la glucosa, algo que suele ocurrir entre los 30 y los 90 minutos después de una comida.
El paseo no tiene que ser energético, pero sí se debe ser consciente de los movimientos de nuestro cuerpo, aunque aconsejan priorizar hacerlo en un entorno natural para ayudar a la relajación y que haya más fresco en el ambiente.
Más allá de regular la glucosa, el paseo también hace que la digestión sea más ligera y, al meterte en la cama, concilies mejor el sueño. Además, llegarás a casa con mejor ánimo y tu circulación sanguínea se verá favorecida.