Estrés antes del verano: el método de 'las cuatro A' para reducir la ansiedad

Por ilógico que parezca, cuando estamos a punto de iniciar nuestras vacaciones de verano podemos empezar a agobiarnos y estresarnos. Incluso puede que nos sintamos más irritados, desbordados o vulnerables. Hay quien lo llama síndrome prevacacional, y suele afectar más a los trabajadores con altos niveles de responsabilidad. Entre los preparativos del viaje y las tareas pendientes en el trabajo puede surgir un malestar que nos genera ansiedad, insomnio o dolor de estómago.

Reconocer que estamos sufriendo ese estrés es el primer paso para aprender a manejarlo. Existen diversos métodos para gestionar el estrés, como hacer deporte, practicar meditación o yoga o mantener unas relaciones sociales sanas. Pero también existen otras técnicas efectivas que nos pueden ayudar a reducirlo. Por ejemplo, el método de 'las cuatro A', que explica el doctor Louis Kenneth Zweig en un artículo publicado en la revista 'Psychology Today'.

Esta técnica ayuda a reducir el estrés malo, esa tensión mental que desequilibra el sano funcionamiento de nuestro cuerpo y mente. Lo ideal sería practicarla todos los días, antes de que la presión pueda con nosotros.

Avoid

Evita las situaciones de estrés. No siempre puedes esquivar los temas que te alteran o estresan, pero puedes intentar eludir esas pequeñas cosas que lo detonan y con las que no tienes que lidiar necesariamente en un ciertos momentos. Se trata de priorizar lo que hay que hacer y eliminar de la agenda todo lo que pueda esperar. Por bajarlo a la tierra, si los atascos de tráfico te están sacando de quicio, plantéate la opción de ir a trabajar en transporte público o andando. O si un compañero de trabajo te irrita, intenta mantener más distancia física con él.

Alter

Se trata de cambiar o alterar aquello que te esté estresando. Este paso requiere hacer un pequeño cambio en tu vida para adaptarla a una realidad que no te genere estrés. Obviamente, eso implica identificar primero qué es lo que te estresa, para después pensar cómo modificarlo. Para que sea efectivo debes hablar claro. Comunicarte con los demás y poner tus expectativas encima de la mesa. Por ejemplo, explícale a tu hijo cómo te afecta el desorden de su habitación. O pídele a tu superior que te hable de una manera menos exigente.

Acept

Hay ocasiones en las que las cosas no pueden ni evitarse ni cambiar. Es entonces cuando toca aceptar la situación tal y como es. Hay que pensar que no merece la pena estresarse, pero si no se consigue lo recomendable sería consultar con un especialista o recurrir a alguien de tu confianza al que contar cómo te sientes. Expresar y canalizar esos sentimientos y emociones negativas te ayudará a objetivarlas y a reducir su impacto en tu salud mental.

Adapt

Finalmente, hay que ser capaz de adaptarse a situaciones distintas o que no resultan del todo cómodas. no solo para seguir avanzando, sino para evitar situaciones que desencadenen estrés y tensión. Para ello tienes que modificar tus expectativas y actitud ante la vida. Esfuérzate en buscar una perspectiva diferente y enfócate en lo positivo, no en lo negativo. No te exijas tanto y permítete hacer las cosas no necesariamente perfectas.