Díaz Carandell, cirujano de feminización facial: "No somos psicólogos, pero hacemos un acompañamiento emocional"

Artur Díaz Carandell es cirujano maxilofacial experto en cirugía estética facial y especialista en injerto de pelo. También se ha especializado en feminización facial, un área de trabajo que le reporta grandes satisfacciones personales, tal y como explica en una de sus publicaciones en Instagram.

La cirugía de feminización es una de las más complejas porque es una intervención ósea que afecta a la estructura craneal y que requiere un tiempo largo de recuperación. El paciente debe esperar casi un año para ver los resultados definitivos. Por tanto, someterse a este tipo de operaciones necesita buenas dosis de paciencia y de disciplina, ya que la recuperación debe observar ciertos protocolos. En cuanto a la parte médica, es un reto que pocos cirujanos pueden emprender. Uno de ellos es el doctor Díaz Carandell.

¿Cuáles son los principales temores de la persona que se somete a una cirugía de feminización facial?

Los principales temores de alguien que se somete a una cirugía de feminización facial son, primeramente, los riesgos que conlleva esta cirugía. Recordemos que es una cirugía ósea, por lo tanto, es entendible este temor al tener que trabajar sobre los huesos de la cara. Aunque es una cirugía muy segura si se lleva a cabo por especialistas, el temor por las posibles complicaciones está muy presente en los pacientes.

En segundo lugar, la incertidumbre sobre el resultado final es un miedo que se mantiene hasta el final. ¿Cómo quedaré? ¿Cuánto voy a cambiar? ¿Cuál será el resultado final? Son preguntas habituales y que producen incertidumbre en las personas que solicitan una feminización facial.

¿Qué papel desempeña el cirujano? ¿Es también un psicólogo?

Aunque nuestro trabajo no es ese, muchas veces tenemos que hacer un acompañamiento emocional importante. Los pacientes siempre llegan llenos de dudas que debemos resolver. Algunas son dudas quirúrgicas, otras de tipo más emocional y debemos estar ahí para acompañarlos durante todo el proceso y hacerles sentirse mejor.

¿Cómo cirujano cuáles son o han sido tus principales retos? ¿Se pueden feminizar todas las caras?

Aunque todas las caras se pueden feminizar, todas las feminizaciones faciales son un reto. Pasar por una cirugía de feminización facial no siempre significa que las facciones vayan a quedar completamente femeninas, a veces los resultados pueden no ajustarse a las expectativas.

Nuestros compañeros coreanos han contribuido a avanzar en estas técnicas, sobre todo con las técnicas de occidentalización de los rostros coreanos. Estos son más anchos y con mandíbulas muy grandes. Por eso han desarrollado un tipo técnicas quirúrgicas que ayudan a estrechar el cráneo en la zona malar, la más complicada, y mandibular, muy importante en la feminización. Ahora nosotros también utilizamos estas técnicas consiguiendo unos muy buenos resultados.

 ¿Cuáles son los profesionales más adecuados para este tipo de cirugía?

 Los especializados en cirugía maxilofacial con conocimiento en cirugía plástica. Es importante que, además de tener conocimiento sobre los huesos, tenga conciencia sobre los tejidos blandos y otras cirugías como la rinoplastia, lipotransferencia, liplift… otro tipo de cirugías de tejidos blandos que también son muy importantes para feminizar la cara.

¿Hay que esperar a recibir la terapia de reemplazo hormonal antes de someterse a la cirugía?

No, no hay que esperar. Si bien es cierto, que en el caso de la feminización facial cuanto antes se hormone la paciente, menos cirugía necesitará, ya que se habrán producido menos cambios masculinos. Pero no es necesario la terapia hormonal, ni antes ni después de la cirugía.

La hormonación, igual que cualquier otro paso en el tránsito de las personas transgénero, es una decisión individual, al igual que la cirugía de feminización facial o la cirugía genital. Hay quien la llevan a cabo y personas que no, que se sienten a gusto con su identidad de género y su cuerpo.

¿Cómo es el proceso en este tipo de intervenciones?

El proceso en este tipo de cirugías es lento debido a que es óseo. Cuando actuamos sobre el hueso, se genera inflamación sobre unas capas que recubren al mismo, llamadas periosteo.  

El periosteo es como un aironfix que recubre al hueso y diferencia los tejidos musculares del hueso. Nosotros cuando hacemos una cirugía ósea, esta capa se inflama mucho y su proceso de recuperación es lento, es por eso que los resultados finales no se ven hasta los 10 meses aproximadamente. El paciente debe tener mucha paciencia.

¿Cuál es la mayor complicación?

La mayor complicación siempre es el sangrado. Desde hace unos años utilizamos el bisturí por ultrasonido, que las reduce muchísimo, al igual que las simulaciones quirúrgicas mediante ordenador. Mediante un TAC a la paciente, el ordenador nos dice dónde debemos actuar. Estas planificaciones quirúrgicas digitales también reducen el tiempo de cirugía, inflamación y sangrado posterior.

Como profesional, ¿cómo sería un proceso de transición ideal? ¿Es mejor hacerlo a cierta edad o cuanto antes?

El proceso de transición ideal es aquél que decide la persona trans una vez se ha informado de todas sus posibilidades y lo hace a su ritmo y según sus necesidades personales. Es un acto individual y personal, en el que cada persona decide cómo tiene que ser y qué ritmo tomar.

No necesariamente hay que pasar por un tratamiento hormonal o cirugía. Como cirujano puedo aconsejar a la paciente sobre su proceso, resolviéndole dudas, pero nunca opinar sobre el proceso en sí, ya que es un acto individual que cada una de ellas debe administrar como crea conveniente.