La migraña es mucho más que un dolor de cabeza. Es una afección caracterizada por ataques de cefalea pulsátil, a menudo de un solo lado, que se asocian a un aumento de la sensibilidad a la luz, al sonido, náuseas, vómitos y, con frecuencia, mayor sensibilidad al dolor en la región cérvico-cráneo-mandibular. Es una patología muy frecuente que afecta en España al 12% de la población.
Actualmente, la medicación y la intervención cognitivo-conductual son las dos estrategias de tratamiento más comunes contra la migraña, pero su eficacia puede ser limitada para un alto porcentaje de pacientes. Para Juan Montaño, director de la unidad de cefalea y dolor crónico de la clínica Onelife Center, “El desconocimiento por parte de los pacientes de otras opciones de tratamientos coadyuvantes para la mejorar la sintomatología, como es la terapia transcraneal directa, provoca que muchos de ellos se vean en una situación de incertidumbre, desconsuelo e, incluso, desarrollan síntomas de ansiedad y depresión, factores que llevan a agravar la sintomatología".
La estimulación transcraneal directa por corriente continua es un tipo de neuromodulación, mediante estimulación cerebral no invasiva y no dolorosa, que busca regular la actividad neuronal en personas afectadas por dolor crónico como es la migraña (aunque también se emplea en dolor neuropático, fibromialgia, dolor postoperatorio o dolor lumbar), otras afecciones neurológicas como enfermedad de Parkinson, accidentes cerebrovasculares, epilepsia, esquizofrenia e, incluso, adicciones.
Esta intervención consiste en la aplicación de corriente eléctrica de forma controlada en el cuero cabelludo, lo que puede aumentar o disminuir la actividad de diferentes áreas del cerebro. En el tratamiento para la migraña se actúa sobre la corteza motora primaria, la corteza prefrontal y la corteza visual. El objetivo principal es restaurar su función normal y conseguir un efecto positivo de funciones cognitivas como en la atención, el pensamiento y la memoria, la regulación de las emociones, la capacidad para controlar los movimientos y, por supuesto, en el dolor.
Entre los beneficios de la estimulación transcraneal en la migraña se encuentran la reducción significativa de los siguientes síntomas:
Además, disminuye la cantidad de medicamentos de rescate utilizados (ergotamina, ibuprofeno, paracetamol, triptanes, etc.), así como el grado de discapacidad, al ver el paciente reducidos los síntomas más importantes de esta patología.
Aproximadamente cinco millones de personas padecen migraña en nuestro país; de ellas, un 80% son mujeres entre 20 y 40 años. “Hay que destacar que es la primera causa de discapacidad en menores de 50 años. De hecho, más del 50% de las personas con migraña presentan un grado de discapacidad grave o muy grave, siendo la discapacidad muy grave para casi el 70% de los que sufren migraña crónica, y del 19% para las personas con migraña episódica”, afirma el experto.
La migraña es una causa importante de pérdida de productividad laboral, así como de un elevado porcentaje de absentismo, con un coste anual aproximado de 2.000 millones de euros. De hecho, un 25% de los españoles declara haber perdido su empleo por esta causa, hasta un 28% refiere que es especialmente difícil conseguir un ascenso y un 43% afirma no les contratado o no les han renovado un contrato.
Los pacientes con migraña crónica precisan recibir tratamiento preventivo, pero menos del 10% de ellos lo realiza en nuestro país, frente al 25-50% de ellos que lo necesitaría.
“La Educación en Dolor es una de las armas preventivas más necesarias. Ayuda a los pacientes a obtener una adecuada información y formación y a deshacerse de creencias erróneas y miedos que pueden surgir de información desactualizada o incorrecta proveniente de fuentes no fiables que no se basan en la ciencia. Esto puede ayudar a reducir el estado de alerta-protección en el que se encuentra el organismo de una persona con migraña", explica Juan Montaño.
Además, es ideal que vaya acompañada por la práctica de actividad y ejercicio físico adaptados y supervisados, una oportuna gestión del estrés, la mejora de la higiene del sueño y adaptación de los ritmos circadianos, el cuidado de la alimentación, así como la reducción de los hábitos tóxicos, como son exceso de alcohol, cafeína, tabaco o medicaciones inadecuadas.