La viruela del mono, también conocida como mpox, ha sido declarada emergencia de salud pública a escala internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras el aumento de casos en la República Democrática del Congo (RCD) y la posibilidad de que esta infección viral se propague a nivel global. Esta variante del virus se está expandiendo por África aparentemente con mayor transmisibilidad y letalidad -ya se han registrado 15.000 casos y 461 muertes- que la que causó el brote de 2022.
La decisión desencadena una respuesta coordinada para evitar que el mpox se convierta en pandemia y la movilización de recursos, como vacunas y pruebas diagnósticas, para frenar su propagación. Esta enfermedad infecciosa pertenece a la misma familia de virus que la viruela, pero causa síntomas más leves como fiebre, escalofríos y dolores corporales. Las personas con casos más graves pueden desarrollar lesiones en el rostro, las manos, el pecho y los genitales.
Esta nueva variante no solo se transmite a través del contacto muy íntimo, como las relaciones sexuales, también puede producirse estando cara a cara con alguien infectado, hablando o respirando cerca de él, o teniendo contacto con su piel. Los niños están siendo las principales víctimas de la nueva ola de transmisión en RCD. Un 70% de los positivos son menores d e15 años, y un 39% son menores de cinco.
En el brote de 2022 las vacunas contra la viruela tradicional se utilizaron para controlar la viruela símica. Un estudio demostró que tenían una efectividad del 79%. Desde entonces se ha desarrollado una nueva vacuna ( llamada Jynneos en algunos países e Imvamune o Imvanex en otros) más específica contra mpox con resultados muy eficaces, aunque los suministros son limitados y escasean el RDC. En ese sentido, la declaración de la OMS del mpox como emergencia de salud pública de importancia internacional ayudará a movilizar las vacunas allí donde se necesiten
Pero, ¿debería vacunarse toda la población contra mpox? No, solamente la población que se considere en riesgo. Las autoridades sanitarias internacionales están estudiando los patrones de contagio de la nueva variante para saber con más exactitud cuáles son estas poblaciones, pero en principio los grupos diana son aquellas personas que mantienen relaciones sexuales sin protección, principalmente, aunque no exclusivamente, hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH) o con múltiples parejas sexuales, que practican sexo en grupo o que han pasado una ITS recientemente.
Pero también personas con riesgo ocupacional, como personal sanitario en consultas especializadas en atención de ITS/VIH que atienden a personas con prácticas de alto riesgo, y personal de laboratorio que maneja muestras potencialmente contaminadas con el virus, o personal que se encarga de la desinfección de superficies en locales específicos donde se mantienen relaciones sexuales de riesgo, siempre que no se pueda garantizar el uso adecuado de elementos de protección individual.
La otra gran pregunta es si podríamos estar ante una situación parecida a la del covid. Y aunque todavía no se conocen bien los mecanismos de transmisión de la nueva variante, lo que se sabe es que hasta ahora el contagio se producía en contactos muy íntimos, mientras que el coronavirus se transmitía por el aire. Además, el covid era nuevo, mientras que para esta enfermedad ya hay una vacuna. Y, por último, ya se ha demostrado que somos capaces de contener brotes de mpox.