Más de 55 millones de personas padecen demencia en todo el mundo, y cada año hay casi diez millones de casos nuevos. En la actualidad es la séptima causa de defunción y una de las causas principales de discapacidad y dependencia entre las personas mayores a nivel mundial. No hay ningún tratamiento para la demencia, pero hay maneras de retrasarla o eludirla. En ese sentido, una reciente investigación científica de la Universidad AlMaarefa, en Arabia Saudí, revela que hay una vitamina que previene la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo.
El estudio realizado en ratas ha encontrado evidencia de que la vitamina K podría ayudar a proteger contra los descensos cognitivos relacionados con el envejecimiento y asociados con la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.
La investigación, publicada en 'Antioxidants', confirma que concretamente la vitamina K2 tiene un impacto muy prometedor en la obstaculización de los cambios conductuales, funcionales, bioquímicos e histopatológicos relacionados con el envejecimiento en el cerebro senil, proponiéndose como un enfoque prometedor para atenuar los trastornos relacionados con la edad y preservar las funciones cognitivas en los individuos que envejecen.
Asimismo, el trabajo demuestra que la suplementación con menaquinona-7 (MK-7) tiene un efecto vital en la protección del cerebro frente a los cambios relacionados con la edad, al influir en vías biológicas claves para la inflamación y la actividad antioxidante.
Además, la vitamina K también ayuda a prevenir la calcificación vascular, lo que retrasa significativamente el deterioro de la elasticidad arterial, y mejora la densidad ósea, lo que deriva en un menor riesgo de sufrir fracturas. Lo bueno de esta vitamina es que la podemos encontrar en una gran variedad de alimentos, tanto de origen vegetal como animal: