Si hay un país empeñado en preservar la salud de sus habitantes, es Japón. Junto a los avances tecnológicos, su interés por la salud, el bienestar y la belleza explica que tenga una de las esperanzas de vida más alta del mundo: 1 de cada 10 japoneses tiene más de 80 años y, de ellos, más de 92.000 son centenarios.
La alimentación, con una gran proporción de pescado, algas, cereales y verduras, y en los últimos años AOVE importado de nuestro país, es la clave de su longevidad. Pero, además, hay otras claves. Una de ellas es el Shoku Iku, una manera de entender la nutrición diaria de forma variada, equilibrada y consciente, pensada más en qué nos aportan los nutrientes de los alimentos que en las calorías.
Mientras que en Occidente pensamos en la restricción calórica como única manera de mantener un peso saludable o perder algunos kilos, Shoku Iku se centra en la creación de hábitos saludables a largo plazo, casi como un aspecto más de la cultura general de cualquier persona.
De hecho, la expresión se traduce como 'educación alimentaria' y surge de una iniciativa del médico militar Sagen Ishizuka. El experto, pionero de la dieta macrobiótica, basada en el consumo de cereales integrales, legumbres y verduras, comenzó a impulsar la tendencia en los años 70 al comprobar el incremento de enfermedades relacionadas con la dieta.
Años más tarde, en 2005, el gobierno japonés promulgó la ley de Shoku Iku, que incluía la educación alimentaria en los contenidos que se estudian en el colegio.
Antes de llegar al alimento en sí, el Shoku Iku enseña cómo funciona el mecanismo del hambre y cómo identificar las señales en nuestro organismo. Por ello, es muy importante aprender a reconocer las señales de saciedad para no ingerir más alimentos de los necesarios.
Esta manera de entender la nutrición está vinculada al Hara Hachi Bu o regla del 80%, que consiste en evitar los excesos para no sobrecargar al cuerpo. ¿Cómo se consigue eso? Evitando quedar saciados o comiendo menos del 100% del plato. Para que no haya desperdicio de alimentos, lo ideal para practicar el Hara Hachi Bu es reducir raciones o comer en platos algo más pequeños.
Además de la moderación, ¿qué otras pautas recomienda?
Planificar el menú semanal es la herramienta clave del Shoku Iku. Una planificación adecuada, con comidas que incluyan siempre las tres proporciones de proteínas, hidratos y grasas (y con alimentos de muchos colores) nos permitrá disfrutar de una dieta más sana y nos permitirá ahorrar en la cesta de la compra al no dejarnos arrastrar por las compras compulsivas que suele traer la improvisación.
Aunque parezca complicado, en realidad, se trata de elaborar un menú semanal tipo que iremos variando en función de los alimentos de temporada, otro recurso clave cuando queremos no despilfarrar en el súper. Por último, el batch cooking es otra de las claves del Shoku Iku: cocinar varios platos a la vez aprovechando distintas cocciones, ya sea asado en horno, hervido o estofado.
El mayor beneficio del Shoku Iku es que ayuda a controlar el peso precisamente por ayudar a practicar la alimentación consciente: aprender a reconocer el hambre y la saciedad, y consumir alimentos de propiedades nutricionales altas.
Según se desprende de las datos, esta manera de alimentarse está dando sus frutos. Japón tiene una de las tasas de obesidad más bajas del mundo: solo un 4,3% de los hombres y un 3,4% de las mujeres tienen sobrepeso, frente a los 36,2% y 38,5%, respectivamente, de la población estadounidense.
Pero lo mejor no tiene que ver con los kilos, sino con la mejora de la salud general. La alimentación es un componente fundamental de la epigenética y del estilo de vida. Hoy sabemos que la buena salud depende en un 75% de los hábitos y que la adopción de algunas buenas costumbres puede impedir la expresión de los genes que nos predisponen a ciertas enfermedades. El Shoku Iku es una buena herramienta para empezar a construir una vida longeva y llena de vitalidad.