Las salchichas son uno de los más alimentos más socorridos en los menús infantiles. La mayoría de los pequeños las aceptan sin rechistar y son muy fáciles de preparar, así que es muy normal que abuelos y padres recurramos a ellas en comidas, meriendas y cenas. Sin embargo, mucha gente ignora que es uno de los alimentos que más muertes infantiles por asfixia y atragantamiento produce cada año. Pero un simple cambio en la orientación del corte puede salvar muchas vidas.
El nutricionista Aitor Sánchez, que cada semana nos despeja todo tipo de dudas sobre nuestra dieta y hábitos alimenticios en el formato de vídeo ‘¿En qué quedamos? Por Mi dieta cojea’, nos explica por qué este embutido puede ser tan peligroso para los niños y cómo actuar para que no lo sea.
La mayoría de la gente corta la salchicha en trocitos en forma de moneda. Así se ha hecho siempre, pero es un corte que puede resultar mortal. Por su forma redondeada y su pequeño diámetro, tiene el tamaño perfecto para que el trozo se quede encajado en la faringe obstruyendo las vías respiratorias, algo que también puede suceder con las uvas y las zanahorias. Si esto ocurre, hay que reaccionar urgentemente y comenzar con el protocolo de primeros auxilios.
Más vale prevenir que curar, por lo que la forma correcta de partir estos cilindros es a lo largo y después en rodajas cambiando un poco la orientación del corte, de forma que quede en trozos con forma de media luna o de un cuarto de luna. Así, los niños serán capaces de gestionarlo mucho mejor.
Por exagerada que parezca esta medida de precaución, no cuesta nada llevarla a cabo y puede salvar muchas vidas, pues no siempre es sencillo liberar las vías aéreas cuando un alimento se queda atascado en ellas. En cualquier caso, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria recomienda evitar el consumo de salchichas en menores de 3 años. Y siempre que se les ofrezcan a los demás niños debería ser bajo la supervisión de un adulto que esté alerta.
Otra duda que concierne a las salchichas es con qué frecuencia podemos comer embutidos. Es cierto que en España somos muy de consumir carne procesada, pero el conjunto de exceso de sal, nitritos, nitratos y hierro homo que contienen estos alimentos no es precisamente inocuo. Cuanto mayor cantidad consumamos, mayores serán los riesgos de de enfermedades cardiovasculares y cáncer de colon. Así pues, no deberíamos superar los 20 gramos de embutido al día. Y tampoco deberíamos consumirlos más de una o dos veces por semana.