Los beneficios de la práctica del deporte a nivel físico son importantísimos, pero también los que genera el ejercicio a nivel neuronal. En Uppers nos repetimos mucho en cuanto a las ventajas de llevar una vida sana para el organismo y para la mente. Las últimas investigaciones de médicos y especialistas sobre qué efectos positivos produce el ejercicio físico en el sistema nervioso son contundentes.
En concreto, un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC junto a otros centros internacionales asegura que “un estilo de vida activo influye sobre la capacidad regenerativa del sistema nervioso periférico, es decir, sobre el conjunto de nervios craneales y espinales que controlan las funciones motoras y sensoriales”. El estudio reveló que “el cerebro se beneficia de una vida activa gracias a una molécula llamada CREB-Binding Protein (CBP), que además tiene el poder de alterar la expresión de varios genes, así como de aumentar la regeneración de nervios dañados”.
Según los investigadores, todo ello explica por qué las personas que han llevado una vida activa se recuperan de una lesión medular en la columna vertebral con mayor facilidad, si se compara con otras que han llevado un tipo de vida sedentaria. Esto establece una relación directa entre la actividad física y una posterior recuperación tras una lesión.
Dejando a un lado esta relevante investigación, el mayor beneficio de la actividad física en el sistema neurológico es la coordinación de las diferentes funciones: la cardiovascular, la respiratoria, la muscular, la endocrina, la nerviosa, etcétera. Es evidente que al poner en marcha el cuerpo con el ejercicio el sistema neurológico entra en acción. Hay evidencias científicas suficientes que confirman el valor que tiene cualquier tipo de actividad física para el complejo funcionamiento del cerebro.
Tal como enumeran los expertos en la materia, los efectos positivos del deporte en el sistema nervioso son muchos. Estos son cinco de ellos:
Sin embargo, estos beneficios no serán tales si no se adapta el deporte o la actividad física a cada persona, a su edad y a su estado de salud. Es igual o más importante controlar la frecuencia y la intensidad además de ser constantes. Se trata de sentirnos mejor y de que la repercusión en el cuerpo y en la mente sea siempre positiva. A veces, el exceso en días concretos sin una continuidad puede provocar lesiones o fatiga excesiva lo que inevitablemente termina en un abandono de la actividad. Un ejemplo es salir a correr solo algunos domingos y pretender mantener la marcha muchas horas seguidas. Los expertos aconsejan la práctica de un deporte unas tres veces por semana con una duración mínima de treinta minutos.