Los contagios por coronavirus siguen aumentando. Con medio país en movimiento durante los meses de julio y agosto lejos queda el cero que se buscaba tras el confinamiento. Los nuevos contagios diarios se cuentan por miles, pero, por suerte, la cifra de fallecidos dista mucho de la de los fatídicos meses de marzo y abril. Hablamos con Javier Pérez Castells, experto en epidemiología y catedrático de Química Orgánica, Universidad San pablo CEU de Madrid para que nos explique a qué se debe este descenso de la mortalidad, qué es el ‘efecto cosecha’ y por qué se produce.
Mujer de 38 años. Es el nuevo perfil del paciente de coronavirus en España, según el último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Muy diferente del que encontrábamos en el mes de marzo que el perfil respondía a varones de 54 años y si hablábamos de ingresos y defunciones la edad ascendía hasta los 70.
"De este cambio podemos deducir que la gente mayor tiene muchísimo miedo y se está cuidando mucho, mientras que la gente joven al revés ha percibido claramente que no les supone un riesgo y priorizan relacionarse entre ellos. Es una de las razones por las que, aunque se estén detectando muchos casos positivos, no todos los enfermos están tan graves como en meses anteriores y de ahí que haya menos fallecidos", explica el experto.
A esto debemos sumarle también el aumento significativo del número de pruebas que se están realizando. En los últimos meses, se ha pautado realizar pruebas PCR a cualquier persona que haya estado en contacto estrecho con un enfermo y también a los colectivos vulnerables dentro de contextos como rebrotes o zonas especialmente afectadas por la pandemia.
"Esto incrementa el número de casos porque al comenzar la pandemia había muchos casos que no se detectaban a no ser que tuviesen una condición médica grave. También podemos hablar de un posible atemperamiento del virus, es decir, que se ha vuelto menos virulento. Todo suma para que la mortalidad descienda", asevera Pérez Castells, que asegura que es difícil, por lo tanto, comparar las cifras de primavera a las de ahora. Además, los positivos se diagnostican antes y se tratan desde estadios menos graves.
Otro factor a tener en cuenta es la evolución de las clínicas. Pese a que la última semana de agosto el número de contagios ha alcanzado su cifra más alta desde el fin del estado de alarma, "la presión no es excesiva. En los hospitales estamos en una situación relativamente tranquila", según afirma Fernando Simón, que asegura además que en nuestro país las cifras de contagios son altas, pero "se está detectando más del 70% de los casos, e incluso el 80".
Además, cada vez conocemos mejor la enfermedad y, por lo tanto, la tratamos mejor. A principios de marzo no sabíamos nada del coronavirus, pero ahora la forma de tratar a los enfermos está mucho más estudiada. Así, la supervivencia de los afectados por covid-19 ha ido aumentando progresivamente gracias a una mejora en el protocolo para tratar a los pacientes y a la introducción de fármacos como el remdesivir.
Paralelamente a todos los factores anteriores, existe otro fenómeno que ha podido reducir la mortalidad, la diferencia de contabilizar los fallecidos. "En España hay una brecha enorme entre los fallecidos oficiales y el exceso de mortalidad que ha habido, roza las 42.000 personas. Esa diferencia se debe a que hay mucha gente que ha muerto sin ser diagnosticada y por lo tanto no se les incluye en el recuento oficial”, explica el catedrático.
Después de cada gran crisis sanitaria, como pueden ser las epidemias y, en este caso, la pandemia de la covid-19, tiende a producirse lo que se conoce como el 'efecto cosecha', que según aseguran los expertos se intensificará cuando el coronavirus se de por controlado.
"Se trata de un adelanto del fallecimiento de personas que se encuentran en un estado de salud muy precario, que son muy mayores, en definitiva, tenían una esperanza de vida muy corta y que muy probablemente hubieran fallecido dentro de este mismo año en los próximos meses. Lo que ocurre es que al contagiarse de coronavirus su escaso resto de vida se ha acortado. Es decir, en los últimos meses se han adelantado muchas defunciones y han ocurrido todas de golpe. Todo esto provoca que cuando pase la pandemia, la mortalidad disminuya por debajo de lo normal", explica el catedrático.
Sin embargo, esto no quiere decir que todos hayan fallecido a causa del coronavirus. En muchos casos y al tratarse de gente mayor, "ha podido ser efecto del confinamiento, de la saturación del sistema de salud que hubo en marzo que pudo pasar que estas personas no recibieran la atención correcta y el proceso se acelerara", aclara.
Este fenómeno no es la primera vez que se verá en nuestro país, Pérez Castells recuerda que lo mismo ocurrió hace tres años, en la temporada de gripe 2017-2018 cuando unas 800.000 personas padecieron la enfermedad en nuestro país, 52.000 fueron ingresadas y cerca de 15.000 fallecieron. “Fue el último gran efecto cosecha en España”.