Nos sabemos de carrerilla las medidas preventivas contra el coronavirus: higiene extrema, ventilación, distanciamiento social… Detrás de cada medida, hay una razón que también aplica a las distintas zonas de tu casa, del baño a la cocina, pasando por el dormitorio. Con estas pautas, reducirás el impacto del Covid 19 y de otros gérmenes y mejorarás tu sistema inmunológico.
Una de las maneras de contagio más habituales del coronavirus es a través de las gotas o aerosoles que algún afectado disemina cuando estornuda, tose o simplemente habla muy alto. En su último post, el doctor Iván Moreno. Eso quiere decir que el virus 'aguanta' poco en las gotas y termina en el suelo, donde el contagio es menor, aunque también posible (de ahí, la importancia de desinfectar las suelas de los zapatos). En los aerosoles, con una densidad menor, su capacidad de propagación es mayor.
¿Qué tiene que ver esto con la tapa del inodoro? El coronavirus también se expulsa a través de las heces fecales. Un estudio de la revista 'Physics of Fluids' ha mostrado a través de una simulación por ordenador que cuando el agua cae hacia el retrete se genera un remolino cuya fuerza centrífuga expulsa hacia afuera alrededor de 6.000 gotículas y partículas de aerosol. Dependiendo del número de entradas en el inodoro, la descarga puede forzar a que del 40 al 60 por ciento de los aerosoles producidos se desplacen hasta un metro por encima del asiento. Tampoco es aconsejable dejar el inodoro habitualmente sin cerrar. Los patógenos podrían campar a sus anchas.
Si eres de las personas que se levantan y su primera rutina es hacer la cama, mejor deja de hacerlo. Aunque suene increíble, una cama puede tener hasta 1,5 millones de ácaros que se alimentan de las células muertas que desprendemos mientras descansamos. Al hacer la cama rápido hacemos que estos 'huéspedes' se queden estancados en tus sábanas y que sean el ecosistema perfecto para bacterias y virus tan peligrosos como el propio coronavirus. Ventilar la habitación y la cama durante al menos 15 minutos es la solución. En uno de los últimos informes del ministerio de Sanidad (17 de junio) para la prevención del coronavirus, ventilar los espacios aparece como una de las recomendaciones más eficaces. Además, si lavas la ropa de cama a 60 grados y pasas la aspiradora por el colchón regularmente, también estarás reduciendo el número de gérmenes. La OMS, además, ha publicado recientemente una guía sobre las maneras de limpiar mejor la ropa de cama durante la epidemia.
Aunque parezcan iguales, son conceptos diferentes. Con la limpieza eliminamos la suciedad y con la desinfección los gérmenes. Parece que si desinfectamos directamente estamos limpiando, y no es así. Como indica la OMS, para desinfectar con sustancias que eliminan los patógenos, como la lejía o el alcohol, antes hay que limpiar necesariamente. Si no, la desinfección no es efectiva. Para limpiar bien, nada mejor que retirar residuos, si hay suciedad gruesa, cepillar con agua y detergente y aclarar abundantemente. Después, podremos desinfectar. Hay zonas de los hogares o de los espacios de trabajo que requieren, además de limpieza, desinfección, como la cocina o el baño. Por eso, en estos espacios la puesta a punto debe ser doble y requiere productos específicos. Los multiusos pueden ser una solución rápida con un resultado aparente, pero no desinfectan.
Seguro que tienes una esponja para la cocina y otra para el baño. Hay que tener más: dos para el baño y dos para la cocina. En el baño, hay que separar la limpieza del inodoro respecto a la de la ducha y la del lavabo. Si usamos la misma, estamos haciendo una contaminación cruzada pasando los gérmenes de un espacio a otro.
En la cocina, es necesario tener una esponja para el menaje y otra para superficies y encimeras. Las esponjas con las que lavamos los cacharros pueden tener más bacterias que el inodoro. Un reciente estudio de la Universidad de Furtwangen, en Alemania, afirma que pueden albergar 50 mil millones de bacterias, cifra superior a la del inodoro y similar a la de las heces. La humedad y el hecho de que puedan en estar en contacto con restos de comida hacen que sean un lugar perfecto para los gérmenes, según explica en su página web el catedrático de microbiología Ignacio López Goñi, que recomienda cambiarlo cada una o dos semanas. Las patologías más comunes provocadas por las bacterias de las esponjas son infecciones gastrointestinales e incluso afecciones renales.
Es muy mono, queda bien en la cocina y lo usas para todo: desde secarte las manos hasta abrir el horno o pasarlo por la encimera. Nos referimos al paño de cocina, un imprescindible de todas las casas. En realidad, los trapos acumulan miles de bacterias; entre ellas, E.coli, Staphylococcus aureus, Listeria o Salmonella, según un estudio de la Agencia de Protección Sanitaria de Gran Bretaña. Todas estas bacterias son responsables de graves infecciones gastrointestinales. Por eso, desde hace tiempo, nuestro ministerio de Sanidad advierte en sus publicaciones de que es mejor utilizar los rollos de papel desechable. En los restaurantes y cocinas profesionales los paños están, directamente, proscritos.
Si, de todas formas, no quieres renunciar al paño de cocina 'cookie', cámbialo a diario y lávalo a alta temperatura. Secarlo al sol ya sería tratamiento premium. El sol es un potente desinfectante natural: el coronavirus, por poner un solo ejemplo, se desintegra ante la luz solar en apenas minutos. Si tienes dudas sobre si hay que cambiarlo, haz la prueba infalible del olfato: cualquier resquicio de mal olor es indicio de gérmenes, una señal válida para todo tipo de sustancias, productos, espacios o superficies.