A menos de una semana para que las mascarillas dejen de ser obligatorias en exteriores, analizamos cómo han pasado factura en nuestra boca. Todos hemos sufrido el dolor en la parte posterior de las orejas tras llevarlas mucho tiempo, pero no se queda solo ahí. De acuerdo con un estudio realizado por el hospital Ruber Dental, el 70% de la población española sufre bruxismo o de rechinar los dientes de forma inconsciente y la pandemia ha empeorado las cifras. Hablamos con el Dr Jorge Ferrús, implantólogo, periodoncista y cofundador de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid, para que nos explique los efectos que la mascarilla ha tenido en nuestra mandíbula, si se pueden revertir y qué hacer para conseguirlo.
Si eres de los que el teletrabajo solo lo ve como algo del pasado y te decidas a estar durante ocho largas horas con la mascarilla puesta, ya sea sentado o haciendo algo que implique ejercicio físico, habrás notado que los músculos de la cara, especialmente la mandíbula, están un poco más rígidos de lo habitual para evitar que se nos mueva. "Desde el inicio de la pandemia hemos detectado mayores problemas de bruxismo y, como consecuencia, mayores problemas de fracturas de dientes, entre otros. Esto se ha debido al cambio del estilo de vida: más tiempo en casa, preocupación por la salud propia y del círculo cercano, inestabilidad laboral y económica…", nos explica el odontólogo.
Todos los movimientos que antes hacíamos antes de forma natural con la nariz y la boca son, ahora, diferentes. Nos cuesta más respirar con ella, reírnos o incluso hablar también es más incómodo. "Aunque sabemos que deja pasar el aire sin problema, es cierto que hay personas que sienten cierto agobio al usarla. Y no solo eso, sino que sentir un cuerpo extraño en la cara hace que, sin quererlo, movamos la mandíbula para acomodarnos a él. Todo ello ha contribuido a que las personas tiendan a apretar más de lo normal su dentadura. Es más, hemos observado también mayor demanda -un 20% más- en las férulas de descarga, un dispositivo de uso diario que ayuda a relajar la mandíbula, impidiendo que el paciente rechine los dientes".
El hecho de que la mascarilla ya no vaya a formar parte de nuestra vida, al menos en exteriores, no significa que el bruxismo vaya a desaparecer de golpe. "El bruxismo puede tratarse de formas diferentes en función de su origen. Si su causa es una maloclusión o malposición dentaria que hace que las piezas no encajen como deben, estará indicado un tratamiento de ortodoncia En caso de que se deba al estrés y se produzca un rechinamiento involuntario, recomendamos el uso de una férula de descarga".
Sea uno u otro caso, debemos entender que no es un problema que desaparezca de la nada y que se pueda ignorar. Además, no va necesariamente unido a la edad pero es verdad que el componente psicológico es uno de los que más afecta a nuestra mandíbula. "Es la encargada de que abramos y cerremos la boca es la articulación temporomandibular, que une el cráneo con la mandíbula a través de un pequeño hueso llamado cóndilo, por lo que un exceso de fuerza oclusal conlleva dolor y molestias en esta zona. Otro de los síntomas más apreciables del bruxismo y de tensión es el dolor de cuello, oído y dientes, rigidez en los músculos de la cara, dificultad al abrir o mover la boca o un chasquido articular y todo esto se puede tratar", apunta el experto.
Los tratamientos dentales no son la única solución al bruxismo, hay otra vía muy importante, la fisioterapia. "Acudir a un experto a que nos trate puede mejorar mucho la presión ejercida sobre nuestros dientes gracias a la relajación de la zona mandibular por medio de masajes". El deporte frecuente, también será nuestro aliado en lo que a este problema se refiere. "Es otra forma de evitar el bruxismo una vez que lo tenemos controlado", nos cuenta Ferrús.
Para estos masajes no siempre hay que acudir a un especialista, el automasaje es una técnica también eficaz, siempre y cuando sepamos cómo hacerlo. "Lo mejor es que, cuando acudamos a un fisiterapeuta le preguntemos unos ejercicios que podamos hacer en casa y que nos enseñe bien la técnica para realizarlos, es la única manera de evitar que nos hagamos daño", concluye el odontólogo.