La caída del cabello es una situación que preocupa, y mucho, tanto a hombres como a mujeres que ven como cada día pierden pelo. Para unos son simples pérdidas puntuales, pero en otras personas la caída se acelera de tal manera que puede generar una alopecia y terminar con una calvicie. Hay múltiples causas que generan la caída del cabello no solo en mayores, también en jóvenes, por eso es importante detectar cuando es una caída normal de cuando esa pérdida puede suponer un verdadero problema que pueda ser tratado de alguna forma con remedios o con la ayuda de especialistas.
Lo cierto es que en el día a día cualquier persona pierde parte de su pelo como un proceso natural del organismo, entre 50 y 100 mechones diarios, debido a que en el cuero cabelludo hay pelos que se encuentran en fases totalmente distintas y, mientras unos están creciendo, otros tienen que caerse, como las hojas de los árboles en otoño para renovarse durante la primavera. Esta caída normal puede generar alarma al ver el pelo acumulado en el cepillo o en el suelo, pero lo cierto es que hay que mirarse a uno y ver si realmente la densidad de pelo está disminuyendo o las zonas claras comienzan a ganar terreno a las oscuras.
Cuando la pérdida del cabello es más grande de lo normal pueden saltar las alarmas y el primer punto es encontrar cuál es la causa que ha provocado este proceso. En muchas ocasiones el estrés o un estado emocional inestable puede llegar a provocar una caída excesiva del pelo en momentos puntuales que suele resolverse al cabo del tiempo cuando la situación se tranquiliza, recuperando la densidad capilar que se tenía.
La glándula tiroides también puede llegar a ser la culpable, pues sus alteraciones pueden provocar ciertos cambios en el cabello que terminen produciendo una caída del cabello notable. Además, en mujeres es muy normal que se produzca por cambios hormonales o después del parto. Por su parte, una mala alimentación o problemas de anemia pueden ser causantes de esta caída repentina.
Así mismo, la herencia puede ser un factor clave tanto en hombres como en mujeres, provocando la desaparición del cabello, así como también lo es el paso de los años, siendo la vejez un punto en el que la caída del pelo es más normal. Mientras la alopecia puede deberse a la predisposición genética, también puede hacerlo debido a que el sistema inmune ataca la raíz del pelo, llamada alopecia areata, que puede manifestarse en todo el cuerpo o solo en el cuero cabelludo. A pesar de que este tipo de alopecia no tiene una causa establecida, tanto la genética como los trastornos emocionales o procesos de estrés pueden influir en su aparición.
Todo depende de la causa, ya que por ejemplo en la caída del pelo provocada por episodios de mucho estrés, cuando la situación se normaliza se suele volver a recuperar la densidad poco a poco. En cambio, si se diagnostica una alopecia areata, la fórmula más utilizada es la de lociones con corticoides sobre la zona donde se ha perdido el pelo o microinyecciones que se administran en la consulta del dermatólogo.
Por su parte, cuando la causa es hereditaria se puede intentar recuperar el volumen y la densidad capilar mediante fármacos por vía oral, inyecciones o lociones, aunque cabe destacar que estos tratamientos no siempre funcionan, por lo que el trasplante capilar podría ser una opción a tener en cuenta si se quiere volver a recuperar el pelo.
Ojo porque también existen algunos remedios naturales que pueden ayudar a frenar la caída del cabello, entre los que se encuentra el té verde, que se aplica frío a modo de tónico capilar tras la ducha unas dos veces a la semana y que puede ayudar al fortalecimiento del cabello. Algo parecido ocurre con la cebolla si se extrae su zumo y se deja actuar 30 minutos antes de aclarar el pelo en la ducha, pues ayuda a mejorar la circulación de la sangre en los folículos pilosos.
Ante una caída excesiva del pelo lo mejor es acudir a un especialista que determine si se trata de algún tipo de alopecia o la causa se deba a un cambio hormonal, algún problema de salud o un episodio de estrés y, a partir de ahí, tomar el tratamiento o las recomendaciones adecuadas para recuperar la densidad capilar.