No es misión imposible: el arte de comer en la playa sin que la arena se cuele de guarnición
El viento, el acomodo bajo la sombrilla, los movimientos de nuestros vecinos de playa… Todo hace que la arena se cuele en nuestra toalla y nuestra comida, pero podemos evitarlo. Primera pista: olvídate del plástico y de los filetes empanados
Coronavirus incluido, este año has decidido que sí vas a ir a la playa, pero la idea del chiringuito atestado de gente o del restaurante entre comensales sudorosos no te hace mucha gracia. Este año se impone comer en el campamento playero, aunque corras el riesgo de que la arena se convierta en una guarnición más o de que el calor haga de las suyas y deteriore tu menú. Si este es tu caso, estas pautas pueden ayudarte.
Planifica antes y hazte con una neverita de buena calidad
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Aunque comer en la playa parezca una cosa improvisada, nada más lejos de la realidad. Antes, hay que planificar cuidadosamente la cesta de la compra. Prioriza los productos que puedan consumirse de manera fácil y cómoda. Piensa en las cosas que se comen sin apenas preparación (frutas, verduras, frutos secos, conservas de calidad…) y, lo más importante, invierte en una buena neverita. No se trata de que enfríe, sino de que mantenga la temperatura y no rompa la cadena del frío, algo básico para, por ejemplo, gazpachos o yogures. En la neverita jamás debe haber hielo, sino pastillas de gel que, previamente enfriados en el congelador, conservarán el frío. Es importante también no abrirla frecuentemente: perdería temperatura y entraría arena. Y si entra la arena, estaremos contaminando la comida.
Es también importante mantener la nevera en buen estado. La OCU recomienda "lavarla muy bien con detergente y comprobar que esté bien seca antes de introducir alimentos". También aconseja guardar la comida en recipientes limpios y herméticamente cerrados. Si se escurre algún tipo de líquido, no solo vamos a mancharnos, sino que podremos contaminar otros alimentos. La arena, además, se adhiere con más facilidad a las superficies húmedas: es el rebozado perfecto.
Materiales donde guardar los alimentos: cristal y papel de estraza
Si antes del coronavirus había que reducir el uso del plástico, ahora en la playa está directamente proscrito. Olvídate de la tartera de plástico añeja o del envase tan chulo de comida china. Sobre reciclar envases de comida preparada, estos recipientes son de un solo uso y si lo utilizamos más veces, corremos el riesgo de que haya pérdidas de líquidos o restos de alimentos.
El plástico, por su parte, se limpia mucho peor que otros materiales. Es muy posible que no puedas limpiar el menaje en tu hotel o apartamento de la playa como harías en casa. Por ello, el plástico puede convertirse en un reservorio de gérmenes. El mejor material para las comidas playeras es el cristal. Se limpia fácilmente (sobre todo, la grasa) y en caso de viento o tormentas de arena se aclara bien con agua.
El cristal, además, a diferencia del plástico, mantiene intactas todas las propiedades organolépticas de los alimentos. Hazte con alguna tartera de plástico de buena calidad o recicla algunos botes de cristal. Serán muy útiles para, por ejemplo, gazpachos, sopas frías y hasta ensaladas de pasta, arroz o legumbres. Respecto a los cubiertos, reduzcamos a lo mínimo imprescindible y prioricemos siempre el acero inoxidable al plástico. La arena se adhiere más a las superficies plásticas que a las metálicas. Combinada con la grasa de los alimentos, la tarea de limpiar un cubierto de plástico es misión imposible.
Si lo tuyo es el bocadillo, lo mejor es el papel de estraza. Desde la web especializada en cocina The Kitchnn recomiendan envolverlo en este tipo de papel, el clásico de las charcuterías, "para evitar que las piezas de pan se separen". El encerado de este papel permite que la arena se elimina bien en estas superficies.
Otra posibilidad eco es envolver el bocadillo en una tela, preferentemente de algodón para poder lavarla a alta temperatura, que ataremos con cuerdas. La tela también podremos usarla como servilleta.
Menús: tortilla y empanados, a la baja
Elegir la comida que tomaremos en la jornada playera es crucial porque determina el menaje y los accesorios que necesitaremos. En este caso, la sabiduría popular no ayuda. Los clásicos bocadillos de tortilla o de filetes empanados no son las mejores opciones. La costra de cualquier empanado frito es el mejor lugar para retener las partículas de arena. Por otra parte, la digestión con calor de estas comidas es mucho más pesada que otro tipo de menús. Si, además, el pan no es de buena calidad, con masa madre y horneado lento, la digestión puede convertirse en una pesadilla.
En el caso de la tortilla, no hay tanto peligro por la arena en sí misma, sino por el huevo, que puede comportarse mal en altas temperaturas y desencadenar una salmonelosis. Lo mismo ocurre con las mayonesas caseras. Si realmente apetece mucho, mejor comprarla en el supermercado y consumirla en el menor tiempo posible. Y olvidémonos del queso fresco: la arena se incrusta sin remedio y el calor lo haría fermentar.
Frutas, verduras, ensaladas, mejor enteras y al momento
En términos generales, todos estos productos es mejor prepararlos inmediatamente antes de su consumo. Una ensalada aliñada antes de tiempo hace que la sal absorba el agua de las hortalizas y vegetales y que estos pierdan frescura nadando en un mar de aceite y agua. Si a esto añadimos el golpe de arena o la sacudida toallera de nuestro vecino de sombrilla, tendremos una ensalada incomestible.
Pero no hay que renunciar a la ensalada. Por su aporte nutricional, los expertos reivindican los ingredientes clásicos: lechuga, tomate, cebolla e incluso zanahoria (estupenda para prolongar el bronceado), todos ellos enteros en la tartera de cristal para preparar en la playa antes de comer. Puedes llevar la vinagreta hecha desde casa en un bote también de cristal o comprar aceite de oliva en spray, si eres devoto del aliño.
Sobre la fruta, mejor las piezas enteras: podremos limpiar cualquier resto de arena y evitaremos que se descompongan al calor. Cuanto más cortada está la fruta más posibilidades hay de que se contamine. La fruta fresca en la playa también ayuda a la hidratación corporal, pero cuidado con comprársela a vendedores ambulantes. No solo es probable que tenga restos de arena, sino que la combinación de azúcar, calor y humedad es el mejor ambiente para la proliferación de bacterias. A este respecto, cuidado también con los cuchillos. Hay que limpiarlos cada vez que cambiemos de alimento, ya que estamos repartiendo los gérmenes de un producto por toda la comida. Para acabar, el mantra coronavírico: higiene extrema de manos. Por la arena y por la Covid.