Los testimonios de los pacientes (se estiman que 120.000 personas en España consumen cannabis medicinal) hablan de los múltiples beneficios terapéuticos del cannabis. Escuchando sus relatos parece que sirva para un amplio espectro de enfermedades. Sin embargo, médicos e investigadores de los cannabinoides alertan de que no es la panacea. Hay muchas evidencias del poder medicinal del cannabis que se conocen por estudios observacionales, casos clínicos y juicios médicos, pero los ensayos clínicos que se han puesto en marcha –con retraso, debido a que se trata de una sustancia fiscalizada y socialmente estigmatizada y ello multiplica los problemas burocráticos y de acceso a recursos económicos– tardarán todavía unos años en confirmar estas evidencias.
Y mientras tanto, ¿cuáles son las enfermedades en las que el cannabis realmente puede ser útil? El psicólogo y farmacólogo José Carlos Bouso aclara que "actualmente el dolor crónico y algunas enfermedades inflamatorias, pero sobre todo es de utilidad para mejorar la calidad de vida de muchos pacientes crónicos, independientemente de la patología que tengan".
Para Bouso, director de proyectos científicos de la Fundación Iceers, la calidad de vida no es una cuestión secundaria. Hace unos meses publicó el ensayo 'Cannabis medicinal, de droga prohibida a solución terapéutica', y en el que dedica uno de sus capítulos a la importancia de la calidad de vida en la salud y en los procesos de curación. ¿Y el potencial antitumoral del que tanto se habla? "El futuro dirá si el cannabis sirve como anticancerígeno, tal y como muestra la investigación animal, o como neuroprotector o incluso neurorreparador en enfermedades neurodegenerativas".
Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid, sabe mucho de este tema: dirige tres proyectos de investigación sobre cannabinoides con el objetivo de conocer la base bioquímica de su acción y su posible relevancia clínica; unas investigaciones centradas en los efectos antitumorales y neuroprotectores de los cannabinoides, y el papel del sistema endocannabinoide en el desarrollo cerebral.
Guzmán coincide con Bouso en que es pronto para hablar de forma concluyente sobre el poder antitumoral del cannabis en humanos: "Las evidencias son muy sólidas en ratones y ratas, pero todavía bastante limitadas en humanos. Los estudios clínicos se reducen hasta ahora a un solo tipo de tumor, el glioblastoma. Necesitamos llevar a cabo ensayos clínicos más sólidos para poder definir el posible papel antitumoral de los cannabinoides en pacientes con glioblastoma y otros cánceres".
Para Manuel Guzmán, "el cannabis, al menos por lo que sabemos hasta ahora, no cura, sino que palia. No obstante, esto no es un 'demérito', ya que la inmensa mayoría de los fármacos más utilizados hoy en día (analgésicos, antiinflamatorios, hipotensores, ansiolíticos, corticoides, antihipotiroideos, etc) son asimismo paliativos. El cannabis no es una panacea, pero muestra efectividad y seguridad en el tratamiento sintomático y la mejora de la calidad general de vida en muchos pacientes, especialmente neurológicos y oncológicos”.
*Fidel Moreno es periodista y director de la revista Cáñamo.
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