Domingo por la mañana. Tienes resaca, no sabes cómo quitarla. La noche del sábado se te fue de las manos. Habías quedado con unos cuantos amigos de los que hacía tiempo que no te encontrabas y después de una copa llegó la siguiente, luego unos bailecitos, y así hasta las tantas.
Te sentías bien. Eras el amo, lo estabas dando todo, pero cometiste un pequeño error: no pensaste en las consecuencias del día siguiente. Y, probablemente, hiciste bien, porque se te hubiera cortado el rollo, pero aquí está el domingo, el dolor de cabeza, las vueltas que te da la habitación, los síntomas de la resaca más clásicos.
En el camino que va desde tu cama hasta el pequeño botiquín de la cocina donde guardas el Ibuprofeno te das cuenta de una sensación que ya llevabas unas cuantas resacas barruntando: "Yo antes no era así. Salía los viernes, me la pillaba, el sábado me recuperaba, volvía a salir, y el domingo estaba como una rosa, pero ahora…".
Ahora ya has madurado, y eso quiere decir que tu organismo también lo ha hecho así que, de momento, tranquilidad. Lo primero es saber qué está pasando realmente, y nos lo explica Javier Castro, neurólogo del Hospital Vithas Fátima de Vigo: "La resaca es una sensación de gran cansancio producido por un consumo agudo de alcohol donde la gente queda baldada porque el alcohol llega al sistema nervioso central y tiene un efecto depresor, pero no tiene consecuencias neurológicas a no ser que sea un consumo muy elevado o continuado".
Vale, ya sabemos lo que es la resaca desde un punto de vista clínico y qué es exactamente lo que te está pasando en ese domingo de resaca horrorosa, pero, doctor, ¿por qué la resaca no es igual ahora que cuando tenía 25 años y lo daba todo día sí y día también?
"Es una cuestión de neuronas", explica Castro, "una persona de 20 años es, neuronalmente, muy jovencita, con 30 años aún sigue siendo joven, pero cuantos más años tenemos, menos neuronas, y eso afecta directamente a cómo sentimos las resacas".
Además, esto se suma a las propiedades nada saludables del alcohol: "El alcohol es muy soluble en los lípidos, y el cerebro está formado por lípidos, así que por eso pasa tan fácilmente hasta él. El día de la resaca el alcohol se tiene que ir eliminando lentamente de la sangre y también de las neuronas. Es como cuando una persona se toma un tranquilizante por error y viene a la consulta: realmente solo tiene que esperar y tener paciencia para que se le pase el efecto", dice el neurólogo.
Ahora ya es tarde, porque el dolor de cabeza no se ve a quitar de repente por tomarte un Ibuprofeno, pero para la próxima debes saber que, según el neurólogo, "si hay un consumo muy elevado o continuado sí que se pueden destruir neuronas y, por ejemplo, en el caso de una persona que ya se empiece a olvidar de pequeñas cosas y esté flojo de memoria lo recomendable es que deje de tomar alcohol por el riesgo que este tiene de ir hasta el cerebro y destruir neuronas".
No obstante, hay alguna esperanza. No para beber alcohol sin control cuando sales por la noche, aunque sea pocas veces, sino, más bien, para hacer un consumo moderado de alcohol cada día. Sabemos que no es lo mismo, pero a ver si aceptas el trato. "Un mínimo consumo de alcohol al día, una copa de vino en la comida, por ejemplo, es bueno, a diferencia del tabaco que, aunque sea en pequeñas cantidades, siempre es malo", explica el neurólogo Castro.
En este punto, nuestro neurólogo de consulta no nos quiere dar consejos, y con razón, puesto que la medicina trata de 'prevenir' que lleguemos hasta ese punto de ebriedad y posterior resaca y, aunque hay mucha cultura sobre productos milagrosos para quitar la resaca, no hay ninguna evidencia médica.
Algunos consejos que seguro que ya has probado en alguna ocasión son, aparte de tomarte ese Ibuprofeno que creemos milagroso, tomar mucha agua para mantenernos hidratados, un gran aporte de vitamina C, una buena ducha, descansar más (el sofá puede ser tu gran aliado ese día), o, si te atreves con la vitamina B12, tomarte unas claras de huevo a lo Rocky Balboa aunque quizás esto, más que mejorar tu día, te lo empeore del todo.
Así que, ya sabes, el mejor remedio contra la resaca es… ¡Beber con moderación!
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