El pescado no puede faltar en nuestra dieta y, por suerte, en la mediterránea está más que presente gracias a las grandes opciones que tenemos cada vez que pisamos la pescadería. Pero a veces debemos tener algo de cuidado con el que consumimos, ya que el anisakis está al acecho. Seguramente lo conoces de sobra, es un parásito que afecta a algunos peces y animales marinos que llegan a nuestras cocinas y, en caso de comerlo, nos puede provocar un gran malestar, desde dolor abdominal a una fuerte gastroenteritis, por haber consumido el pescado crudo o, en su defecto, mal cocinado. ¿Cómo lo puedes evitar? ¿En qué casos sí y en qué casos no debemos congelarlo? Y una de las claves más importes: ¿cuánto tiempo?
Si te pasa no tienes que resignarte, es algo muy común, pero se puede evitar que un pescado que nos traemos a casa, en caso de que tenga anisakis, no nos afecte, y eso se hace acabando con el parásito. En general, cuando tienes un pescado que vas a freír, asar o guisar no debes tener más que las precauciones necesarias para no comerte una espina. Las altas temperaturas, por encima de los 60 grados, durante el cocinado inactivan el anisakis, explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), siempre que esa temperatura se detecte en el centro del pescado durante al menos un minuto.
En todo caso, desde la OCU apuntan que para más seguridad lo mejor es llegar a los 70 grados. ¿Qué pasa con los salazones? Tal y cómo explican, los pescados suelen alcanzar el nivel de salinidad suficiente para inactivar el anisakis y en cuanto a los pescados de agua dulce, estos no tienen problemas.
Cuando sí que hay que congelar el pescado fresco para evitar el anisakis es cuando lo vamos a consumir crudo, semicrudo, o en otras elaboraciones como el ahumado, el escabeche o marinado, así como si vas a preparar sushi o carpacho. Lo que la OCU aconseja es congelar ese pescado en una temperatura de -20 grados o inferior al menos durante cinco días. Si no lo vas a trocear o filetear y es un pescado grande puedes dejarlo más días para que el frío llegue bien al centro del pescado.
Eso sí, para evitar estropear el pescado y que se queme con el frío tan extremo aprovecha para congelarlo en una bolsa preparada para ello para que así, cuando lo vayas a consumir, conserve no solo su sabor y aroma, también la textura una vez lo vas a comer.
¿Y en los bares? Cualquier establecimiento debe cumplir con las normas sanitarias para dar un buen servicio y comida de calidad. Todos los restaurantes que ofrecen pescados en cocciones o preparaciones delicadas debe garantizar que han sido previamente congelador para servirlos sin peligro a una intoxicación por anisakis.