¿Dormir la siesta engorda? La ciencia explica si se trata de un mito o una realidad
A pesar de los mitos que existen a su alrededor, la siesta es un hábito que puede tener aportar beneficios a la salud física y mental
Tradicionalmente, se ha pensado que dormir la siesta engorda, pero la realidad es que echar una cabezada no tiene por qué afectar a nuestro peso, siempre que se realice de manera correcta
Para evitar que la siesta afecte a nuestro metabolismo, es importante que no duren más de 30 minutos
Alrededor de la siesta existen multitud de mitos, empezando por ese que dice que los españoles nos echamos muchísimas cabezaditas. De acuerdo a un informe elaborado por la consultora Simple Lógica (IOP) en 2016, en España un 57,9% de los ciudadanos no duerme nunca la siesta, y solo un 13% lo hace de manera diaria.
Este estudio no es el único que ha desmontado el tópico de la siesta española. Anteriormente, una investigación publicada por la revista Neurology en 2014 reveló que los españoles dormimos menos la siesta que los británicos, los ingleses y los alemanes. En concreto, el estudio determinó que un 22% de los alemanes, un 16% de los italianos y un 15% de los británicos afirmaban echarse una cabezadita al menos tres veces a la semana, frente a un 8% de los españoles. Vamos, que eso de que la siesta es cosa de españoles no es más que un cliché que no se ajusta del todo a la realidad actual.
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¿Puede engordar la siesta?
Tópicos aparte, la siesta es un hábito que puede aportarnos varios beneficios para nuestra salud tanto física como mental. De acuerdo a la Federación Española del Corazón (FEC), echarse una cabezadita después de comer puede ayudar a prevenir cardiopatías y a reducir la tensión arterial, así como a facilitar el aprendizaje, a aumentar la creatividad y la concentración y a mejorar el estado de ánimo, entre otros. Además, también ayuda a reducir el estrés, mejorar el rendimiento y fortalecer el sistema inmunológico.
Pero ¿cómo puede afectar la siesta a nuestra dieta? ¿Echarse una cabezadita después de comer puede hacer que engordemos? Tradicionalmente, se ha pensado que echarse una siesta después de comer engorda y se ha recomendado mantenerse activo después de la comida. Sin embargo, la realidad es que una siesta no tiene por qué afectar a nuestro peso, siempre y cuando la hagamos de manera correcta.
Descansar correctamente resulta fundamental si una persona quiere perder peso. Además de llevar una dieta equilibrada rica en frutas y verduras y de hacer ejercicio de manera regular, para adelgazar es fundamental tener una buena higiene del sueño y dormir un mínimo de siete horas al día.
Esto se debe a que la falta de sueño afecta a la secreción de dos hormonas relacionadas con la regulación del apetito y la saciedad: la leptina y la grelina. En concreto, la leptina es una hormona que inhibe el hambre y cuya función es transmitir sensación de saciedad, mientras que la grelina es una hormona que despierta el apetito. Así, cuando la leptina aumenta, nuestras ganas de comer se reducen, mientras que con la grelina ocurre justo lo contrario.
Cuando no dormimos lo suficiente, los niveles de grelina aumentan, mientras que los de leptina disminuyen, lo que incrementa nuestro apetito. Por eso, para adelgazar es imprescindible que descansemos correctamente.
Pero ¿qué ocurre con la siesta? ¿Cómo se comportan estas hormonas durante estas cabezaditas? La realidad, tal y como señalan desde el Instituto del Sueño, es que las siestas suelen ser tan cortas que no interfieren en ningún proceso metabólico, por lo que los niveles de grelina y leptina se mantienen estables, sin alteraciones.
Por tanto, echarse una cabezadita después de comer no debería afectar a nuestro peso, siempre y cuando no dure más de 25 o 30 minutos. Si nuestra siesta se extiende en el tiempo y ocupa varias horas de nuestra tarde, entonces sí tendríamos problemas, ya que ralentizaríamos nuestro metabolismo. Además, por la noche tendríamos más dificultades para conciliar el sueño, lo que acabaría alterando nuestros ritmos circadianos y afectando a la secreción de la leptina y la grelina. Así que, si eres de los que disfrutan de las siestas, toma nota: treinta minutos de sueño como máximo.