Inseguridad y miedo. Esas son dos de las sensaciones que los hombres tienen tras sufrir uno de esos famosos y temidos gatillazos. Es normal la preocupación que se siente tras ese suceso nada agradable, pero antes de pensar más de los debido tienes que buscar la tranquilidad y la calma. Ha ocurrido en una sola ocasión y puede que el estrés o la presión hayan podido contigo y ese haya sido el resultado. Así que antes de sacar conclusiones, piensa que es un problema por el que millones de hombres pasan, no eres el único, y si ellos pueden combatirlo, tú no vas a ser menos.
No por sufrir un gatillazo ya se tiene disfunción eréctil, lo comenta el director médico de Lyx Instituto de Urología Juan Ignacio Martínez-Salamanca. Cuando estos episodios comienzan a encadenarse en el tiempo es cuando sí hay que preocuparse. Estos gatillazos se consideran disfunción eréctil en el momento que tras unos seis meses, ocurre con frecuencia, por lo que ya no es algún caso esporádico. Así que si no se ha acudido a un especialista, es el momento de hacerlo para poder tratar la patología y que se puedan volver a mantener relaciones sexuales satisfactorias.
Martínez-Salamanca reconoce que cuando ocurre, muchas veces los hombres ya se deciden y visitan la consulta en busca de soluciones, pero hay otros muchos que tardan bastante en pedir ayuda y pasan meses e incluso más de un año conviviendo con el problema. Por eso, recomienda dejar la vergüenza a un lado, dado que la continuidad en la pérdida de las erecciones ya no es un simple gatillazo, sino una patología que debe ser tratada.
Millones de hombres han sufrido un gatillazo alguna vez en su vida. En ocasiones queda en una simple anécdota, pero en otras, ese episodio que quieres borrar de tu mente se alarga en el tiempo hasta convertirse en disfunción eréctil. Un mal día, el estrés o el cansancio pueden provocar que una noche la erección sea imposible y no puedas mantener relaciones sexuales. Pero cuando evoluciona a disfunción eréctil, el experto localiza dos causas por las que se origina esta patología a la que tanto temen los hombres.
La primera es psicológica. La inseguridad en las relaciones sexuales, tener ansiedad, un mal aprendizaje sexual o incompatibilidades con la pareja pueden desencadenar problemas a la hora de tener sexo. Pero luego hay otras causas que pueden relacionarse con otras enfermedades, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad… La impotencia sexual, según el doctor, puede ser solo la punta del iceberg y esconder otras patologías que en ocasiones ni el propio paciente sabe que padece.
Un simple gatillazo le puede pasar a cualquiera, tanto al joven como al mayor. No siempre se tiene un buen día, y al final eso se reproduce también en nuestro cuerpo. Pero si ese caso puntual empieza a repetirse, hay que darle más importancia de la que en un principio pensabas que podía tener. Cuando esto ocurra, acude al especialista, el valorará si simplemente son casos puntuales o, efectivamente, padeces disfunción eréctil y, por lo tanto, necesitarás un tratamiento para combatirla y poder volver a mantener la erección para tener relaciones sexuales satisfactorias.