Tal y como reflejan los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en España la mayoría de la población se acuesta entre las 23:00 y las 00:00 horas, más tarde que nuestros vecinos europeos. Por ejemplo, en Alemania se van a la cama sobre las diez de la noche, mientras que los franceses cogen el sueño media hora más tarde. Lo cierto es que irnos a dormir a una hora u otra tiene consecuencias directas en nuestro cuerpo, no solo repercute en si nos despertamos más o menos descansados, también repercute sobre el corazón y el posible desarrollo de una enfermedad cardíaca.
Un estudio realizado por la Sociedad Europea de Cardiología publicado en la revista científica Science Daily despeja algunas de las dudas entre la relación de la hora a la que nos acostamos y la salud del corazón de la ciudadanía. En este caso, la investigación destaca que irse a dormir entre las 10 y las 11 de la noche es el periodo que se asocia con un menor riesgo de desarrollo de una enfermedad cardíaca frente a hacerlo más temprano o más tarde.
David Plans, de la universidad de Exeter en Reino Unido y autor de la investigación, ha explicado que "el cuerpo tiene un reloj interno de 24 horas, el ritmo circadiano, que ayuda a regular el funcionamiento físico y mental" de las personas. Con ello, aunque afirma no poder concluir con una causalidad concreta sobre los resultados del estudio, estos "sugieren que es más probable que la hora de acostarse temprano o tarde altere el reloj corporal, con consecuencias adversas para la salud cardiovascular".
El estudio se realizó con casi 90.000 personas de entre 43 y 79 años recopilando los datos del inicio del sueño gracias a un acelerómetro de muñeca que llevaba cada persona. Además, cada uno completó algunas evaluaciones y cuestionarios sobre su estilo de vida, su salud o su físico. Tras ello, se les hizo un seguimiento ante la posibilidad del diagnóstico de una enfermedad cardiovascular.
Durante el seguimiento, más de 3.000 personas desarrollaron una enfermedad cardiovascular, situándose la incidencia más alta en aquellos que se acostaban a medianoche o más tarde, mientras que la más baja se encuentra entre los que se van a la cama entre las 22 y las 23 horas. Aún así, para poder llegar a conclusiones más exactas, los investigadores ajustaron otros parámetros como la edad, la duración del sueño y su irregularidad, si fumaba, la presión arterial o si eran diabéticos.
Así, comparando otros horarios con el inicio de sueño entre las 22 y las 23 horas, los que se duermen a partir de medianoche tienen un 25% más de riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, mientras que en los que cogen el sueño entre las 23 horas y la medianoche las posibilidades se quedan en un 12% más. En todo caso, resulta interesante que en aquellos que se van a dormir antes de las 22 horas el riesgo es un 24% mayor.
"Nuestro estudio indica que el momento óptimo para irse a dormir es en un punto específico del ciclo de 24 horas del cuerpo y las desviaciones pueden ser perjudiciales para la salud. El momento con más riesgo es después de medianoche, posiblemente porque puede reducir la probabilidad de ver la luz de la mañana, que restablece el reloj biológico", apunta Plans.
Pese a que reconoce que su investigación no muestra causalidad, "la hora del sueño ha surgido como un posible factor de riesgo cardíaco. Si nuestros hallazgos se confirman en otros estudios, la hora del sueño y la higiene básica del sueño podrían ser un objetivo de salud pública de bajo coste para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca".