En pleno siglo XXI ya han nacido cientos de terapias o métodos que se supone que ayudan a detectar de manera precoz algunas enfermedades o que son indicadores del estado de salud de una persona. Mientras unos son aprobados por la ciencia por su efectividad, otros son medianamente cuestionables o directamente se las considera terapias nada efectivas por la ciencia. Entre todas estas técnicas, en los últimos años ha nacido la iridología, un método que podría revelar el estado de salud físico, mental y emocional del paciente a través del análisis de diferentes aspectos de nuestro iris. Pero, ¿es realmente una técnica eficaz?
Según los profesionales que practican esta técnica, a través del iris y un exhaustivo análisis de esa parte del ojo se podrían revelar datos importantes de la salud del paciente a raíz de ciertos aspectos como manchas, líneas o decoloraciones porque, se supone, el ojo está dividido en varias regiones y cada una pertenece a partes u órganos del cuerpo diferentes. Hasta aquí podría parecer interesante e incluso un método más que efectivo en la prevención de patologías, pero nos encontramos con un primer muro que nos hace sospechar, pues se encuentra en la lista de técnicas del ministerio de Sanidad que están consideradas pseudoterapias.
Pero vamos más allá, porque la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) no la considera una pseudoterapia como recoge el ministerio, sino que la enmarca en un “método de diagnóstico pseudocientífico” que tiene su origen en los médicos del antiguo Egipto pero que se fijó en el siglo XIX con las investigaciones sobre animales que un médico húngaro llevó a cabo para establecer este método de dudosa eficacia del que te hablamos.
“Este método de diagnóstico afirma, entre otras cosas, poder detectar si un paciente tendrá cáncer, pero todos los experimentos realizados para intentar verificar este extremo han obtenido resultados negativos”, exponen desde la APETP, que recalca que la iridología no es, en absoluto, un método de diagnóstico alguno para la detección de patologías. Aún así, sí que reconocen que está demostrado que hay una serie de enfermedades que sí que pueden tener relación con el iris, como la manchas de Brushfield que se manifiestan en personas con síndrome de Down.
Por eso mismo, el iris debe ser analizado en casos en los que está demostrado que podría ayudar al diagnóstico, y no en aquellos que no está comprobado que sea eficaz o tenga algún valor real, ya que ni siquiera se podría establecer un tratamiento por la mera observación o análisis del iris.
Sin evidencia científica alguna de que la iridología funcione, desde la APETP destacan la peligrosidad que puede conllevar usarla como método de diagnóstico por un solo motivo: es un diagnóstico irreal que, en la mayoría de ocasiones, se trata con terapias que tampoco tienen ningún valor científico al ser utilizadas, en general, por homeópatas.
Se supone que la iridología te puede ayudar en numerosos aspectos en relación a tu salud, aunque la ciencia dice eso, “se supone”, ya que por lo menos en España se la considera una pseudoterapia que no cuenta con ningún tipo de aval científico y que podría resultar peligrosa si se lleva a cabo un tratamiento erróneo tras un diagnóstico de dudosa fiabilidad por parte de esta técnica.