De adelantarse a las caries a reducir el dolor: los beneficios del irrigador dental para tus dientes y encías
Andrea de VivarMadrid
Los irrigadores dentales son una tendencia que complementa de manera exitosa el cepillado.Alexandr Ivanov en Pixabay
Una sonrisa perfecta debe ir acompañada de una rutina de cuidado e higiene bucal diaria, además de las visitas periódicas al dentista.
Una hermosa sonrisa no se percibe sólo en tus labios, sino también en la presencia de magníficos y saludables dientes, que dan a tu sonrisa el toque perfecto; son tu carta de presentación. Dientes blancos y relucientes son un reto permanente que se puede conseguir a diario con el cepillado después de cada comida, el uso de seda dental y en promedio cada dos meses, limpieza dental.
Sin embargo, en los últimos años, los irrigadores dentales son una tendencia que complementa de manera exitosa el cepillado para beneficio completo de tu boca. Se trata de un aparato ideal para la limpieza diaria de tus dientes y tu boca. Es el complemento ideal del cepillado, no un sustituto de él. Funciona al dirigir hacia la encía un chorro de agua a presión que al lavarla consigue eliminar restos de comida y placa bacteriana acumulada, accediendo a zonas que con el cepillo no se logra y obteniendo excelentes resultados. Puedes usarlo después del cepillado y del uso del hilo dental, ya que el cepillo limpia, el irrigador extrae residuos y pule y el hilo, perfecciona la limpieza. El irrigador tiene diferentes boquillas para distintos tipos de trabajo y presión, con lo cual podrás escoger el que más se ajuste a tus necesidades y características.
Es de fácil uso y aplicación: Usarlo no tiene mayores complicaciones. Coloca la boquilla y la introduces en la boca. Actívalo y apunta la corriente de agua hacia las encías, los bordes y entre los dientes. La inclinación recomendada es un ángulo de 90°, teniendo como referencia las encías. Recorre con el irrigador toda la boca con lentitud y atención, para que el irrigador haga su función. Se recomienda comenzar a limpiar por un costado de los dientes superiores y las encías, para luego continuar hasta el final del costado opuesto.
Atiende zonas de difícil acceso en la parte inferior de la boca: conviene repetir el proceso con los dientes inferiores. Enfocándote específicamente en la zona central de los dientes para maximizar el efecto de limpieza y expulsar los restos en aquellos lugares de difícil acceso. Una vez atendida bien todas las zonas interdentales, los lugares difíciles de alcanzar y, asimismo, las encías, puedes parar. Intenta dejar el depósito dental totalmente vacío. Sucesivamente, hay que limpiar bien el aparato, para que siga siendo igual de efectivo
Prevé las caries: El irrigador dental ayuda a prevenir caries. También ataca el mal aliento (halitosis), las inflamaciones dentales, las bacterias en dientes y encías. Complementa la acción del cepillo y el hilo dental. Fue inventado como una alternativa a la seda dental.
Previene muchas enfermedades bucales: Es una herramienta efectiva en la reducción de la placa dental, pues minimiza la presencia del sarro que produce la piedra y cálculo. Previene la gingivitis y la periodontitis (sangrado frecuente de las encías).
Reduce los riesgos por dolor e incomodidad: mejora significativamente la salud bucal en situaciones clínicas especiales como diabetes. Es indoloro, aplicable ante cualquier paciente. Su uso no produce dolor alguno, a diferencia de otras herramientas de uso dental, que pueden llegar a dañar encías y provocar sangrados.
Eliminación de la placa bacteriana: Esto ayudará a reducir las probabilidades de sufrir gingivitis y periodontitis.
Permite un mejor cuidado en personas con necesidades especiales de higiene bucal.
Permite una limpieza y cuidado de coronas, implantes y aparatos de ortodoncia fija.
Mayor sensación de limpieza y frescor de la cavidad bucal.
Beneficios de aspectos variados: son casi innumerables las ventajas que devienen de su uso en cuanto a salud. Entre ellas se destacan el utilizar el irrigador dental personas de todas las edades. Será un instrumento fundamental para que los más pequeños de la casa comiencen a cuidar su salud dental. También es ideal para quienes desean conseguir una mayor sensación de limpieza y frescor en la boca.
¿Cómo utilizar un irrigador dental?
Utilizar un irrigador es básico para una limpieza bucal completa. Para utilizarlo, hay que seguir los siguientes pasos:
Escoger la boquilla: Los irrigadores dentales es normal que incluyan boquillas para uso diario, para lengua y para una limpieza profunda.
Poner la boquilla en la cánula: Debes presionar ambas partes hasta oír un click.
Rellenar el depósito de agua: En dependencia de la sensibilidad dental de cada persona, será recomendable introducir agua tibia.
Escoger la presión del agua: En el caso de que exista sangrado de las encías, la presión debe ser baja mientras que si llevamos ortodoncia la presión debe ser más elevada para limpiar bien toda la boca.
Colocar el irrigador a 90º con respecto a tus encías: Debemos ponernos sobre el lavabo con los labios un poco abiertos. Así permitiremos que el agua salga de nuestra boca.
Comienza la limpieza: Empezaremos a usarlo en la base de las encías. Podemos utilizar las cánulas especiales si necesitamos una mayor profundidad en la limpieza.