El Gobierno acaba de presentar su propuesta para Nochebuena y Nochevieja: reuniones de seis personas como máximo en casa si hay no convivientes y toque de queda a partir de la 1. Llegadas estas fechas, todos estamos planeando cómo volver a abrazar a nuestros seres queridos en Navidad, y en Uppers hemos preguntado a la viróloga del CSIC Margarita del Val por lo que debemos y no debemos hacer si no queremos que la cuesta de enero sea muy dura en cuanto a hospitalizaciones y fallecidos por covid. Seis, sí, ¿pero cómo hacerlo para estar seguros esos seis?
Es crudo, pero es la realidad que nos ha tocado vivir en este contexto: 'abandonar' unas Navidades para poder vivir las demás. En este sentido, lo que la experta nos recomienda es, sencillamente, no quedar. "Yo no voy a ver mi familia para comer todos juntos. Cada uno comerá en su casa. No hay que ponerse tan trágico de 'prefiero morirme antes que ver a los nietos'. Ahora mismo 9 de cada 10 personas que se contagian no saben de dónde viene el contagio y muchas de ellas se infectan incluso llevando a cabo las medidas típicas de lavado de manos, distancia y mascarilla, porque el problema son los aerosoles", nos dice.
Hasta hace poco menos de un mes, el Ministerio de Sanidad no reconocía la importancia de los aerosoles en la transmisión del SARS-CoV-2. Desde el primer momento sabíamos que se podía contagiar por contacto directo con las gotículas que salían expedidas de una persona hacia otra, por lo que nos recomendaron mantener la distancia social. Ahora, además, sabemos que el virus puede mantenerse 'flotando' en el ambiente, y esto, en espacios cerrados, es una bomba de relojería.
"El riesgo en interiores es 10 o 20 veces superior que en el exterior, y si un local está mal ventilado y una persona está más de 10 o 15 minutos se puede contagiar. En casa pasa igual: si no ventilamos porque el abuelo se va a coger una pulmonía corremos alto riesgo de acabar todos contagiados si, por ejemplo, hay algún asintomático", explica.
No hay riesgo si no nos exponemos. Esta máxima ya la hemos vivido durante los meses del confinamiento duro, cuando tuvimos que quedarnos en nuestros hogares para cortar las cadenas de transmisión. Ahora se podría plantear algo parecido si queremos salvar nuestras cenas de Nochebuena y Navidad. Al menos esto es lo que propone Margarita del Val.
"Quien pueda y quiera hacer la cena de Nochebuena o Nochevieja con sus familias sí o sí, debería quedarse, al menos, los 10 días previos en su casa, sin ver a nadie, haciendo una cuarentena estricta", comenta.
En estas circunstancias, la viróloga expone que el lugar más seguro donde se puede estar durante los momentos previos a las celebraciones es al aire libre y con mascarilla. "Dar un paseo o hacer una excursión con nuestros seres queridos puede ser una buena opción, y luego que cada uno coma en su casa sin tener riesgos", nos cuenta. Al final, como dice, se trata de que cada uno actúe en función de sus circunstancias personales, sin tener que esperar a ver lo que dictamina uno u otro gobierno en cuanto a restricciones.
En las últimas semanas se han puesto muy de moda debido a su rapidez a la hora de dar resultados los test de antígenos. Con una simple muestra de saliva en algunos casos son capaces de determinar si una persona está contagiada en ese momento. Pero, si lo queremos usar para darnos vía libre a la hora de hacer una cena navideña, existen riesgos.
"La gente no se ha dado cuenta de que si 47 millones de españoles decidimos hacernos el test de antígenos antes de comer no va a ser viable. Hay que recordar el caso de la Casa Blanca, donde una persona se hizo el test por la mañana, dio negativo, y por la tarde empezó con los síntomas y se tuvo que aislar. El test te puede valer para el momento en el que te lo haces, para unas horas, pero no hacértelo el día 20 y ya tirar hasta el 24, porque el virus se multiplica rapidísimo", explica Del Val.