La pandemia ha impulsado el desarrollo de los 'tele-servicios', desde el teletrabajo hasta la telemedicina, algo que también ha llegado a la consulta de los dentistas. En los últimos meses ha habido una proliferación de empresas que ofrecen tratamientos de ortodoncia a distancia que incluyen el propio aparato dental, el diagnóstico y las revisiones a través de las fotografías enviadas por los pacientes. ¿Hasta qué punto son realmente adecuados a la salud bucodental?
La base del éxito de cualquier tratamiento de ortodoncia está en un correcto diagnóstico y una adecuada planificación del caso. "Lo primero que hacemos es un completo estudio de ortodoncia para determinar el diagnóstico preciso y poder elaborar el plan de tratamiento. Es indispensable que los profesionales tengamos una buena planificación para que la persona obtenga los resultados deseados en función de sus propias necesidades bucodentales", explica la doctora Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la clínica Farrus y Bratos.
Mientras dure el tratamiento, además, es imprescindible contar con revisiones mensuales para verificar que está siguiendo el curso adecuado y la planificación realizada por el profesional. Solo así es posible realizar modificaciones en caso de ser necesarias y evitar que la ortodoncia dure más de lo previsto. ¿Estas pautas pueden hacerse correctamente en un tratamiento low cost? "Lo cierto es que la promesa de obtener dientes perfectos en solo seis meses es un engaño. Es una cuestión de biología y de saber cuánto tarda el hueso dental en realizar los movimientos necesarios. En pocos meses apreciamos un cambio en los dientes, pero ni de lejos se consigue una oclusión óptima", explica Bratos.
Las revisiones son necesarias y deben ser presenciales porque el ortodoncista puede verificar que el paciente no ha desarrollado problemas dentales que pueden interferir con la ortodoncia y requerir de una solución inmediata.
"Supervisar la ortodoncia también conlleva comprobar que los pacientes no tienen caries, problemas de inflamación de encía como gingivitis o periodontitis, saber que siguen una adecuada rutina de higiene en casa… Una serie de aspectos que van más allá de la oclusión y alineación de los dientes y que, por supuesto, no pueden comprobarse mediante una fotografía", advierta esta experta.
Los riesgos de la ortodoncia a distancia son conocidos. Recientemente, más de 30 sociedades, asociaciones e instituciones profesionales dentales y ortodóncicas de 25 países han redactado una declaración conjunta publicada por la Federación Europea de Especialistas en Ortodoncia sobre los tratamientos remotos de las maloclusiones dentarias.
En ella, se recogen hasta 50 riesgos asociados a estos tratamientos que no cumplen con la supervisión de un especialista y van más allá de los problemas meramente estéticos. Los peligros de estos tratamientos a distancia son propiamente ortodóncicos, pero también se relacionan con las encías, la articulación temporomandibular y los dientes. Algunos de los efectos secundarios de esta tele-ortodoncia pueden ser irreversibles.
Entre los principales riesgos:
La planificación de la ortodoncia establece una fecha de finalización. Sin embargo, es necesaria la aprobación de un ortodoncista. Solo cuando el profesional verifica que la nivelación, oclusión, alineación y posición dentales son óptimos, se puede retirar el aparato.
Lo más probable es que el paciente tenga que seguir alguna rutina de cuidados. "Un aspecto básico que debemos tener en cuenta es que la fase de retención es una de las más importantes dentro de todo el tratamiento, ya que permite mantener los resultados obtenidos de por vida. Para ello, ponemos retenedores en la arcada superior e inferior, además de unas fundas transparentes o férulas que la persona deberá llevar", señala la ortodoncista. Esta fase crucial no suele incluirse en las ortodoncias low cost, lo que puede añadir gastos a un presupuesto que creíamos cerrado y, como peor derivada, puede restarle eficacia al tratamiento.