En la era Covid-19, hemos tenido que adaptar ciertos complementos a nuestra vida diaria. La mascarilla ha dejado de ser cosa de cirujanos y enfermeros para instalarse de lleno en la población general. Ahora, a ello hay que sumarle un revolucionario complemento diseñado por un grupo de emprendedores españoles que, previsiblemente, viene para quedarse: una pulsera que dispensa gel hidroalcohólico en monodosis.
Cleands, que acaba de salir al mercado, es una pulsera rellenable con aspecto de reloj. Jesús Pulido, miembro responsable del proyecto, cuenta a Uppers que el depósito rellenable incluye entre 20 y 25 dosis de 4 mililitros de gel hidroalcohólico. Se trata de un complemento muy útil, en tanto que posibilita que nos lavemos las manos en cualquier lugar sin tener que cargar con el bote de gel, en muchas ocasiones aparatoso.
Para dispensar el gel, la pulsera viene con un tubo de goma. Se trata de hacer presión en el dosificador: el gel sale del compartimento y ya podemos lavarnos las manos. El dispositivo ya está disponible, tanto en la página web oficial como en parafarmacias y farmacias. Su precio es de 13,75 euros y está disponible en varios colores: negro, azul, blanco, verde, amarillo y rosa.
Según se detalla en la web oficial del producto, es un producto sostenible (100 % reciclable) y fabricado con material hipoalergénico. El material de la correa es adaptable a la par que resistente. Respecto al dispensador de gel, utiliza una válvula anti-retorno y anti-goteo con la que se evita que se vaya perdiendo el gel y, por tanto, se aproveche la dosis completa. Además, respecto al contenedor de la cápsula, está fabricado con un material resistente que amortigua cualquier golpe sobre ella.
La empresa es "100 % española" y ha sido fundada por "emprendedores preocupados por la sociedad y la salud de las personas". Es por ello que "parte de los beneficios generados se destinan a diferentes ONG en ayuda contra la Covid-19". Pulido afirma que ya existe un acuerdo con Médicos Sin Fronteras y que el canal de ventas se distribuye en dos mercados: una parte que va directamente a los consumidores y otra que se realiza entre empresas, algunas de ellas también vinculadas a otras organismos no lucrativos. Es por ello que abre la puerta a que puedan haber más ONG que terminen recibiendo esa parte de beneficios.