La tensión alta es una de las afecciones más peligrosas y silenciosas que pueden afectar a nuestro corazón. Esta enfermedad, que afecta a millones de personas en todo el mundo, puede generarnos graves problemas cardiovasculares y cerebrovasculares si no se toman medidas a tiempo, pero, lamentablemente, resulta muy difícil de detectar. Y es que los síntomas de la alta tensión son realmente inespecíficos: desde cansancios habituales a dolores de cabeza persistentes, los indicios de que estamos ante un problema de hipertensión pueden confundirse con un dolor pasajero, lo que provoca que muchas personas les resten importancia y desconozcan que tienen un problema que deberían tener ya controlado.
Por suerte, la hipertensión es un problema que podemos prevenir sin necesidad de medicamentos. A pesar de que nunca podremos erradicar el riesgo de padecerla, un estilo de vida saludable nos ayudará a mantener nuestra presión arterial bajo control, e incluso nos ayudará a bajarla cuando superemos los límites. Por eso, si crees que puedes tener la tensión alta, estos son algunos hábitos que puedes incorporar a tu rutina para controlarla.
La alimentación es una de las claves para llevar una vida sana y mantener nuestra presión arterial dentro de unos límites saludables. Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, cereales integrales y lácteos con bajo contenido graso que mantenga a raya el colesterol puede llegar a disminuir nuestra tensión en 11 mm Hg. Además, aumentar la ingesta de potasio y reducir la cantidad de sal y alimentos procesados que consumimos nos ayudará a liberar nuestros vasos sanguíneos del exceso de sodio, un elemento muy relacionado con la hipertensión.
Si la alimentación es importante para llevar una vida saludable, el deporte no se queda atrás. Practicar ejercicio físico de manera regular nos permite no solo mantenernos en forma, sino también controlar la aparición de problemas cardiovasculares. En el caso de la hipertensión, hacer media hora de ejercicio cinco días a la semana fortalecerá nuestro corazón y disminuirá nuestra presión arterial, reduciendo las probabilidades de sufrir un infarto o enfermedad grave. Nadar, practicar aerobic o pilates o simplemente dar un paseo de media hora puede bajar nuestra tensión.
A todos nos gusta tomarnos una cervecita con los amigos al terminar nuestra jornada de trabajo, o un buen vino en las comidas familiares. Sin embargo, el exceso de alcohol puede subir la presión arterial a límites muy poco saludables, por lo que, si tienes la presión alta o sospechas que puedes tenerla, es importante que moderes su consumo. En concreto, se recomienda que las mujeres beban un único vaso de alcohol por día, mientras que los hombres pueden consumir dos. Eso sí: si bebes demasiado, asegúrate de ir reduciendo la cantidad poco a poco. Hacerlo de forma súbita podría generar el efecto contrario, aumentando nuestra tensión durante unos días.
El tabaco no es solo malo para tus pulmones, sino también para tu corazón. Los productos químicos que contiene un cigarrillo dañan nuestros vasos sanguíneos, y cada calada que pegamos aumenta temporalmente nuestra tensión arterial. Además, fumar aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas, muy relacionadas con la hipertensión.
El estrés juega un papel fundamental en la hipertensión. Cuando nos sentimos estresados, nuestro ritmo cardiaco se acelera y nuestros vasos sanguíneos se estrechan, provocando un aumento de la presión arterial. Además, en estas ocasiones es normal que caigamos en hábitos nocivos como fumar, beber alcohol o comer alimentos poco saludables para intentar calmarlos, lo que tendría un efecto muy negativo para nuestra tensión. Ante estas situaciones, es fundamental que averigüemos qué es lo que nos causa tanto malestar para intentar reducirlo. Saca tiempo para ti, céntrate solo en los problemas que puedes controlar y pon el foco en el día a día, sin pensar mucho en el futuro. Si ves que tus problemas de estrés continúan, consulta a un especialista: él podrá darte consejos para combatirlo.