¿Te has planteado alguna vez que un paracetamol o un ibuprofeno pueden quitarte un dolor de cabeza o bajarte la fiebre, pero también debilitar tu sistema inmune? Probablemente la respuesta sea que no. Estamos acostumbrados a tomar estos medicamentos como una especie de pastilla milagro que conseguirá que nos encontremos mejor en cuestión de minutos. Sin embargo, un reciente estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina y Salud de la Universidad de Sidney (Australia), muestra que algunos de los fármacos habituales para el dolor y la fiebre pueden actuar contra el sistema inmunitario y aumentar el riesgo de contraer enfermedades infecciosas o de responder mal a ellas. Te contamos cuáles son.
Hasta ahora, las principales investigaciones que se habían realizado sobre los antinflamatorios, los analgésicos y los opiáceos se había hecho sobre su efectividad para el tratamientos de dolores y altas temperaturas, pero ahora se pone en entredicho la administración de estos medicamentos para el tratamiento de la enfermedades infecciosas.
Nuestra revisión muestra que algunos de los medicamentos habituales para el dolor y la fiebre pueden colaborar con el sistema inmunitario para combatir las infecciones, mientras que otros actúan en contra de él y aumentan el riesgo de contraer enfermedades infecciosas o de responder mal a ellas”, explica Abdel-Shaheed, la autora principal del estudio que se ha publicado en el British Journal of Clinical Pharmacology’
Ambos fármacos, junto con la aspirina, se han tomado desde que comenzó la vacunación frente al coronavirus para intentar paliar los posibles efectos secundarios que generaban en el organismo, sin embargo, ahora el paper asegura que "podría reducir la respuesta inmunitaria deseable del organismo a la vacuna". Lo mismo ocurre con dar ibuprofeno a nuestros hijos tras la vacuna de la varicela, ya que este "podría aumentar el riesgo de infecciones bacterianas secundarias de la piel".
Además de las contraindicaciones de estos fármacos, el estudio revela que la aspirina podría ser una opción terapéutica asequible y accesible para la tuberculosis, que afecta principalmente a los países pobres, con resultados beneficiosos demostrados en animales y humanos. Y que la morfina, uno de los analgésicos opiáceos más utilizados en los cuidados posquirúrgicos y críticos, suprime las células clave de la inmunidad innata, aumentando así el riesgo de infección.
"Desde el uso en la comunidad hasta la atención hospitalaria y de agudos, estas clases de medicamentos para el dolor y la fiebre se encuentran entre los fármacos más populares en todo el mundo, debemos tener en cuenta el importante impacto que pueden tener en nuestro sistema inmunitario y en nuestra respuesta a las enfermedades infecciosas, incluida la Covid-19", conlcuye el coautor de la investigación, el profesor Ric Day.