Shock en la industria del entretenimiento. La actriz Verónica Forqué, según ha confirmado y adelantado el diario El Mundo. Aunque la causa del fallecimiento no ha sido corroborada por el entorno, la Policía Nacional, presente en el domicilio de la actriz, ha confirmado al diario El País que se trata de un suicidio.
El suicidio no es una anécdota en nuestro país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, es la primera causa de muerte por motivos externos de nuestro país, con 3.539 fallecimientos al año y más de diez muertes al día por este motivo. Uno de los grandes "retos" de la humanidad de este siglo, en palabras del filósofo Yuval Noah Harari en su libro Sapiens, será cómo prevenir estas muertes y reducir las escandalosas cifras en todo el mundo, que trazan uno de los grandes problemas de nuestro tiempo.
Aunque suele ser un tabú, Veronica Forqué sí había hablado sin tapujos acerca de la depresión, una enfermedad que conocía por haberla sufrido en distintas etapas de su vida. "Empecé teniendo pereza por todo. Mi hija se fue con su pareja a Tailandia, mi pareja se vino abajo, tú sabes lo que fue eso…", le contó a Jorge Javier Vázquez en Sálvame Deluxe el pasado 26 de diciembre de 2020. "El psicólogo me dijo: 'a veces las pilas se agotan', explicó, hablando así de que había recibido terapia de psicoanálisis para superar los baches emocionales por los fallecimientos de personas a las que quería, como su padre, su hermano o algunos de sus mejores amigos.
Forqué ayudaba, de esta forma, a desestigmatizar la enfermedad de la depresión. Sin embargo, pocas personas esperaban que su final iba a resultar el que ha sido. A veces, aunque las personas estén clínicamente tratadas y diagnosticadas con depresión, no siempre es fácil detectar las conductas que pueden llevar a pensar que el enfermo de depresión vaya a terminar con su vida en un suicidio. Hablamos con la psicóloga Teresa Terol sobre las señales que deben hacernos saltar las alarmas a este respecto.
Es lo que Terol llama la regla del 'por más, por menos y diferente'. Hay que atender a las conductas habituales de las personas y advertir posibles cambios en ellas que puedan ser anormales. Se basa, por tanto, en estar atento a las rutinas de la persona y poner el ojo cuando deja de hacer lo que le gusta y viceversa. Un ejemplo: cuando una persona diagnosticada sale mucho a pasear y de repente deja de hacerlo de forma abrupta. O una persona que habla mucho y deja de hablar.
Hay que permanecer muy atento, al mismo tiempo, a las frases que diga la persona. No podemos pensar en exageraciones ni en expresiones como si fueran baladí. "Hay frases como 'vaya mierda de vida', 'dan ganas de mandarlo todo a la mierda' que las entendemos como frases vacías, pero pueden no serlo", advierte Terol. Su recomendación es que, en estas ocasiones, es mejor 'pasarnos de frenada' y abordar la situación directamente -aún a riesgo de que la persona rechace frontalmente nuestras especulaciones y nos acuse de exagerados- que dejarlo pasar.
Suena bruto, pero la psicóloga nos explica que, en caso de que tenga un plan, hay mucho más riesgo de que ocurra. La conversación es increíblemente dura e incómoda, pero si hemos hablado del suicidio con la persona y sabemos que el pensamiento ha rondado por su cabeza, debemos preguntar si, llegado el momento, sabría qué hacer. En caso afirmativo, según Terol, hay motivos para preocuparse.
Hay que hablar de emociones. Hay que normalizar las conversaciones que versen sobre este tipo de asuntos. Muchas veces, según la psicóloga, las personas tienden a no hacerlo por falta de confianza. Pero según Terol, nunca está demás un 'qué tal' si notamos bajones anímicos fuertes, otro de los desencadenantes de un posible suicidio.
Si sospechas que puede haber una conducta o tentativa suicida, es importante que alertes a su entorno o incluso llegues a hablar con la policía o autoridades, especialmente, según la experta, si la persona que piensa en el suicidio se ha puesto una fecha límite para cometerlo.
En este vídeo, la psicóloga explica qué hacer en este tipo de casos y cómo detectar este tipo de posibles conductas.
Si necesitas ayuda:
Teléfono de la esperanza: 717 033 717
Fundación Española para la Prevención del Suicidio https://www.prevensuic.org/
Fundación Anar, Ayuda a niños y adolescentes en riesgo: 900 202 010 (teléfono gratuito)