Después de un largo día en el trabajo, en el que has acabado con bastante estrés, llegas a casa, te sientas en la terraza mientras descorchas una botella de vino y te sirves una copa. Respiras hondo, le das un trago, y todos los males comienzan a marcharse como por arte de magia. Pero no es magia lo que te afecta, sino ciencia y química.
Al menos esto es lo que han descubierto investigadores de la Universidad de Buffalo (Estados Unidos) y la Universidad Médica de Xuzhou (China), quienes han visto cómo un componente presente en el vino, el resveratrol, puede influir directamente en la disminución de los niveles de estrés de las personas.
Este componente natural "puede ser una alternativa muy efectiva a los medicamentos que se toman los pacientes que sufren de depresión o desórdenes relacionados con la ansiedad", comenta Ying Xu, profesora asociada de la Universidad de Buffalo e investigadora asociada a este estudio. Así que estamos de enhorabuena, porque el 38% de los consumidores de vino tinto en España tenemos más de 54 años, seguidos por la franja de edad de 35 a 54, con un 36%, según un informe del EA Business School.
Es un compuesto natural que se ubica en la piel de algunas frutas como la frambuesa o la mora, pero sobre todo en las uvas rojas, donde también se almacena en las propias semillas, y surge como mecanismo de defensa de la propia planta ante amenazas externas, como pueden ser las bajas temperaturas o alguna plaga.
Lo que ya se sabía del resveratrol, por estudios que habían sido publicados en revistas como 'Nature' es que afectaba de manera directa en el aumento de la longevidad, y también podía servir para prevenir enfermedades como el cáncer, el alzhéimer o la diabetes. Y, como el vino tinto está formado de uvas rojas, la ecuación es sencilla: beber vino tinto de forma moderada puede prevenir todas estas enfermedades gracias a la acción del resveratrol.
A pesar de los beneficios ya conocidos del resveratrol, lo que han descubierto en la Universidad de Búffalo es algo novedoso, puesto que han visto la interacción que existe entre este componente natural y la enzima PDE4, que está vinculada a la hormona corticosterona y una de las encargadas de regular la respuesta del organismo ante situaciones de estrés.
En caso de que una persona tenga un pico de estrés, la corticosterona se vuelve masiva dentro del cerebro y, si esta situación se mantiene en el tiempo, puede derivar en episodios de depresión post-estrés.
En el estudio que realizaron con ratones, los investigadores vieron que el resveratrol produce una capa protectora que impide que la enzima PD4 se desarrolle y se reproduzca con facilidad, de modo que se reduce la sensación de estrés y, por tanto, el riesgo de depresión a largo plazo.
Evidentemente, como en cualquier investigación científica que se precie, aún quedan por hacer numerosas pruebas para demostrar que estos primeros indicios tienen realmente una base real.
Además, los investigadores terminan advirtiendo de que, aunque el vino tinto tenga resveratrol, el consumo de alcohol también conlleva riesgos para la salud, incluida la adicción, así que lo mejor será tomarlo con moderación para no sufrir después una horrorosa resaca.