¿Son los turrones sin azúcar una alternativa realmente saludable?
Las frases “sin azúcares”, “sin azúcares añadidos” o “un 40% menos de azúcar” son los nuevos reclamos de la industria alimentaria
Los expertos avisan de que mejor leer la letra pequeña porque a pesar de hacernos creer que no incorporan azúcar o su contenido es bajo la siguen conteniendo en cantidad
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En la familia nos gusta el turrón. Los más pequeños arrasan con el de chocolate que ya dejó de ser turrón. Los demás nos comeríamos de una sentada una tableta del blando de Jijona y competimos por ver quién encuentra el mejor, a pesar de que somos conscientes del daño que genera tal cantidad de azúcar en nuestro organismo. La industria alimentaria anuncia que le ha quitado el azúcar al turrón y en Uppers queremos saber si esta opción sería más adecuada. Hemos consultado a nuestro nutricionista si ¿son los turrones sin azúcar saludables?
Junto a los turrones tradicionales, los de sabores imposibles o las propuestas originales se empiezan a abrir paso las opciones marcadas en sus envases con la frase “sin azúcares añadidos”. El consumidor se deja llevar y consciente de que debe dejar de comer alimentos procesados y ultraprocesados con azúcar compra esas propuestas. La duda: ¿se pueden consumir con total libertad? ¿Son sanos?
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Lo primero es explicar que la frase “sin azúcares añadidos” de la que presumen muchos envases es una declaración regulada, que significa que “no se ha añadido al producto ningún monosacárido o disacárido, ni ningún alimento utilizado por sus propiedades edulcorantes”. Esto quiere decir que en la elaboración no se ha incorporado glucosa, sacarosa o un alimento dulce en sí mismo como por ejemplo pasta de dátil, miel o zumo de manzana.
A partir de esta norma, los fabricantes siguen añadiendo estos ingredientes que endulzan. Sin embargo, en la letra pequeña del envase argumentan que su finalidad es aportar sabor y textura, pero no edulcorar y así cumplen con la legislación.
El significado real de 'sin azúcares'
Por otra parte, los alimentos procesados añaden otra frase que es “sin azúcares”. En este caso supone que contiene como máximo 0,5 gramos de azúcares simples por cada 100 gramos. Ciertos alimentos contienen azúcares de manera natural y no se han incorporado a parte. De este modo emplean como proclamo la expresión “contiene azúcares naturalmente presentes”, como en el caso del yogur natural que contiene unos 4,5 gramos de lactosa, que es el azúcar simple de la leche. No sería viable anunciarlo como “sin azúcares”, pero sí como “sin azúcares añadidos”.
En cuanto al turrón es un ejemplo muy parecido porque en el caso de los tipos tradicionales se elaboran con almendras, que en su composición el azúcar también está presente con unos 4 gramos por cada 100 gramos. Sucede igual con otras clases de turrones que se preparan con avellanas, leche o cacao. Con todo ello en la caja del turrón se anuncia con las palabras “sin azúcares añadidos” pero por supuesto que contiene el azúcar mismo de sus ingredientes.
Otro caso más “polémico” es el de aquellos turrones que se anuncian con frases como “un 40% menos de azúcar”. Basta fijarse en la tabla de valores nutricionales para comprobar que el azúcar sigue siendo uno de sus ingredientes principales. En los dulces navideños normales de este tipo el azúcar supone el 35% del total, cuando en los que se anuncian como que se ha disminuido el azúcar puede seguir llegando al 20%, lo que continúa siendo una cantidad bastante importante. Es decir, se anuncia de modo que el consumidor crea que puede estar tranquilo porque se ha rebajado su contenido en azúcar, pero en realidad ni mucho menos que ha desaparecido. Así nunca será saludable para el organismo.
Los profesionales de la salud insisten en que una dieta que incluye azúcar en cantidad, entre otras consecuencias favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, sobrepeso y obesidad, hipertensión, diabetes, problemas bucodentales e incluso cáncer.
Los turrones edulcorados
Por otro lado, los turrones edulcorados incorporan en su receta polialcoholes, hasta en un 40%, como por ejemplo el maltitol, con el fin de conseguir la misma textura y un sabor parecido al tradicional. Químicamente es un hidrato de carbono, pero no se digiere bien y parte llega intacto al intestino grueso donde atrae agua y genera diarrea. Por ello los fabricantes también están obligados a informar de que estos turrones edulcorados tienen un efecto laxante. En su favor aportan menos calorías que el azúcar, unas 2,4 kilocalorías por cada gramo en comparación con las 4 kilocaloría por gramo de los restantes hidratos de carbono.
Una vez repasados los nuevos tipos de turrones según sus composiciones y sus frases informativas, la duda es cuál es el más saludable. Lo importante es tener presente que todos son altamente palatables, dulces hasta el extremo y muy energéticos. Los clásicos se elaboran a partir de almendras, clara de huevo y endulzante, sin embargo, hoy se comercializan una larga lista de sabores de todos los colores y para todos los gustos cada cual más original o sorprendente.
Tal vez, cualquiera puede pensar que mejor decantarse por aquel que contiene menos azúcar. No obstante, todos tienen tanta que en realidad es lo mismo porque impactan de igual modo en el organismo. Además, se debe ser consciente de que la frase “sin azúcares añadidos” es el mejor reclamo para que el consumidor lo entienda como que es la versión buena del alimento procesado y en principio queda claro que no es exactamente así. La conclusión es que ya que el turrón se come una vez al año, que cada uno elija el que más le guste y lo disfrute, pero con mucha moderación.