El ajo (Allium stivium) es uno de los elementos más importantes en la gastronomía. Es originario de Asia y destaca tanto por los grandes beneficios que tiene en el mundo culinario como por sus efectos terapéuticos. Contiene, principalmente, minerales y vitaminas como el manganeso, vitaminas B6 y C, selenio, calcio, cobre o potasio. En pequeñas dosis, prácticamente posee todo lo que se necesita para subsistir. Además, tiene pocas calorías; en conjunto, es un alimento muy interesante desde el punto de vista nutricional, por lo que se aconseja incluirlo en una dieta equilibrada.
Aunque no hay que creerse todos los beneficios que se le atribuyen, sí tiene algunas propiedades medicinales contrastadas. Es un antibiótico natural gracias a su alicina. Se ha comprobado su efectividad contra numerosas bacterias, entre ellas, la salmonela y la escherichia-coli. Además, Es un potente anticoagulante que previene la trombosis.
También es antifúngico: logra reducir la necesidad de oxígeno de algunos hongos, lo que ralentiza su crecimiento. Si se consume de manera moderada (entre medio gramo y un grao al día) ayuda a reducir el colesterol malo. Por otra parte, actúa sobre la presión sanguínea. El sulfuro que contiene este vegetal mejora la elasticidad de las venas y permite un paso más fluido de la sangre.
Por si no fuera suficiente, los extractos de ajo contienen sustancias antioxidantes que pueden ayudar a prevenir enfermedades degenerativas, es antitóxico, ya que sus sulfóxidos son una barrera contra los metales pesados, y se ha mostrado como antiviral, especialmente contra el virus de la gripe en investigaciones in vitro.
El ajo es omnipresente en cualquier cocina española. Se usa en rehogados, fritos, gazpachos y cremas de verduras, como condimento en cualquier guiso y crudo en ensaladas y todo tipo de preparaciones. Cualquier alimento 'al ajillo', con una pizca de guindilla, gana en intensidad.
Además, resulta económico porque se mantiene en buen estado durante mucho tiempo, pero no deja de ser un bulbo y, como tal, puede crecer dando lugar a esa raíz verde que podría dar lugar a la planta, cuya flor alcanza un precioso color violeta.
¿Qué ocurre cuando los ajos germinan? ¿Hay que desecharlos, como se recomienda hacer con las patatas con brotes?
Durante mucho tiempo, se ha insistido en que el ajo con raíz no era bueno. Sin embargo, de acuerdo a un estudio publicado por National Library of Medicine, los ajos germinados pueden mejorar su poderes para eliminar las radicales libres y esto se le debe a las enzimas conocidas como DPPH y ORAC. Estas enzimas tienen poder anti-inflamatorio y protegen del endurecimiento de las arterias.
La clave es consumirlos en los primeros cinco días en que germinan. ¿Cómo podemos saberlo? Por el color: su tonalidad debe ser verde intenso, nunca marrón o gris oscuro. En ese caso, sí hay que deshacerse del ajo.
Por último, el estudio también destaca que los brotes podrían ser perfectos para proteger el organismo del daño neuronal y el riesgo de algunas patologías, como el ictus.