Las conservas son productos muy socorridos que pueden salvarnos una cena o comida en esos días en los que, ya sea por trabajo o por motivos personales, no tenemos tiempo ni para sentarnos. Pero ¿hasta qué punto son recomendables este tipo de alimentos y cómo pueden encajar en una alimentación sana y equilibrada?
Aunque los alimentos frescos siempre serán la opción más recomendable a la hora de elaborar nuestros platos, las conservas también pueden ser una alternativa muy interesante para esos días en los que, como decíamos, no tenemos tiempo de cocinar, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos nutricionales. Y es que dentro de la amplia variedad de conservas que podemos encontrar en los supermercados, hay opciones muy poco recomendables que debemos limitar en la medida de lo posible por los escasos beneficios que pueden aportarnos.
A la hora de comprar un tipo de conserva u otro, es importante que nos leamos bien las etiquetas y que apostemos siempre por aquellas opciones con pocos ingredientes añadidos, tal y como señalan desde ABC Bienestar. Además, debemos decantarnos por aquellas con poco contenido en sal y en azúcar (en el caso de la sal, su aporte no debe ser mayor a 0,5 gramos por cada 100 de producto, mientras que en el del azúcar, se recomienda que su aporte debe ser inferior a 5 gramos por cada 100 de producto) y, en el caso de aquellas que incorporen aceite, elegir preferiblemente las que incorporan aceite de oliva virgen o virgen extra.
En una reciente conversación con el periódico 20 Minutos, el coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, Francisco Botella, compartió algunas claves para identificar las latas de conserva saludable, centrándose en cuatro opciones: las conservas de fruta, las conservas de verduras, las conservas de legumbres y las conservas de pescado.
En el caso de las conservas de fruta, el experto señaló que estos productos carecen de muchos de los beneficios de la fruta fresca, por lo que no son tan saludables como podrían parecer en un principio. “Suele ser un producto cocido porque, si no, se pudriría. Si cueces una fruta, todas las vitaminas que son termolábiles, que se destruyen con el calor, se pierden”, señaló.
Aun así, el experto señaló que es preferible consumir fruta en conserva a no ingerir ningún tipo de fruta, aunque insistió en la importancia de fijarse en los ingredientes añadidos y, especialmente, en el azúcar, ya que la diferencia entre una fruta en conserva en almíbar y una fruta en conserva al natural es “muy grande”.
En el caso de las conservas de verduras, Botella apuntó a que el factor que determinará si son saludables o no es la cantidad de sal que contengan. “Todo lo que tenga más de 0,5 gramos por cada 100 gramos de producto, ya es una cantidad que no podemos considerar saludable”, sentenció. Además, en el caso de que se quiera consumir verdura ya lista para su consumo y no podamos decantarnos por productos frescos, recomendó apostar por las verduras congeladas, ya que estas “no suelen llevar sales añadidas”.
Las conservas de legumbres, por su parte, se presentan como una opción extremadamente recomendable que podemos añadir a nuestra dieta sin demasiadas preocupaciones, aunque debemos fijarnos en su composición. En concreto, según declaró Botella en 20 Minutos, en estos casos debemos fijarnos en el conservante que utilicen. “Algunas marcas conservan con cloruro cálcico, que está muy bien. Pero otras utilizan cloruro sódico, que será peor”, declaró.
Finalmente, en el caso de las latas de pescado, Botella señaló que las conservas más recomendables son las que son “bajas en sal” y están en “aceite de oliva”, ya que son las que más beneficios pueden aportarnos. En este sentido, el experto también señaló que debemos tener cuidado con las conservas “al natural”, ya que el contenido de sal puede ser “igual o mayor”, y que, en caso de decantarnos por estos productos, debemos “escurrir la mayor cantidad de agua con sal posible”.