Cuando hablamos de esperanza de vida sabemos que España es uno de los países más longevos, probablemente gracias a nuestro estilo de vida y a la dieta mediterránea. Sin embargo, ahí siempre está Japón. El país nipón supera los 84 años de esperanza de vida, convirtiéndose en uno de los más longevos de todo el mundo y, si algo tienen, es unos hábitos y dieta muy personales y ligados a su cultura. Esto ha hecho que se sea un país en el que no es raro llegar a los 100 años. Una de sus claves, la dieta, no comen lo mismo que en España y otros territorios de occidente.
La nutricionista japonesa Michiko Tomioka, que vive en Estados Unidos, lo ha explicado en un artículo de la CNBC, señalando como alimentos y platos típicos de una cultura occidental no están presentes en la japonesa por alejarles de la longevidad.
Uno de los productos que destaca son las carnes procesadas industriales, como las hamburguesas o los perritos calientes. La especialista sostiene que tienen “un alto contenido en sal” y “también contienen grasas saturadas que pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal o el de mama”. Además, debido a esas grasas, añade que dan vía libre a que aumente el nivel de colesterol malo en sangre. Como sustituto, Tomioka recomienda el tofu por su contenido en proteínas y baja presencia en sal y conservantes.
La nutricionista apoya el consumo de productos lácteos por sus beneficios, pero indica que hay que tener cuidado con el queso crema e intentar evitarlo. ¿Por qué? Según apunta, “las marcas de consumo más populares solo te darán alrededor de cinco gramos de proteína, pero una onza puede contener 27 miligramos de colesterol”.
Tampoco es partidaria de los refrescos azucarados, especialmente si se toman con regularidad, ya que indica que “puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2”. Su alternativa son los tés, como por ejemplo “un matcha helado”.
De vez en cuando nos apetecen unos cereales, pero en este caso hay que elegirlos que no tengan azúcares añadidos porque demasiada azúcar provoca “problemas con la presión arterial, aumento de peso, de la inflamación y riesgo de diabetes”. Siempre que sea posible, hay que tomarlos sin azúcares o, en su lugar, aconseja el natto, un plato de origen japonés hecho a partir de soja fermentada.
Por último, sobre los dulces explica que los azucarados y los que tienen grandes cargan de almidón de maíz son dañinos para el corazón o el cerebro, por eso opta por los beneficios de chocolate negro, aunque no demoniza tomar de vez en cuando un trozo de tarta, algo que hay que reservar para determinadas ocasiones y no abusar.