España es tradicionalmente un país de embutido. No solo nos encanta comerlo en todo tipo de situaciones, sino que también producimos algunos de los mejores. Se trata de un alimento que tiene muchos nutrientes, excelente para personas con falta de hierro e ideal para aportar la energía necesaria antes de hacer ejercicio. Sin embargo, su consumo habitual puede aumentar el riesgo de ciertas enfermedades. En 2015 la Organización Mundial para la Salud (OMS) publicó un informe en el que vinculaba la ingesta de embutidos con el cáncer.
Según un estudio publicado en 'The Lancet Oncology', cada porción de 50 gramos de carne procesada que se toma de forma diaria es capaz de elevar un 18% el riesgo de cáncer colorrectal. Esto no significa necesariamente que haya que dejar de comer embutido, pero sí que no debemos pasarnos. La carne procesada debe ser considerada como un alimento de consumo ocasional y en pequeñas cantidades. Además, hay algunos tipos que son más saludable que otros. Los más aconsejables por los médicos (aunque sin pasarse) son los siguientes:
En España el concepto jamón de York nos vale para definir una variedad de productos que no son lo mismo, desde el jamón cocido más natural al que se usa para rellenar sándwiches mixtos. El más recomendable es el jamón cocido extra, que puede llegar a tener un porcentaje de carne muy cercano al 100%, mientras que los otros tipos de jamón cocido no llegan al 55%, siendo el resto productos como fécula de patata, jarabe de glucosa y otros tipos de azúcares y aditivos.
El embutido favorito de los españoles es el jamón serrano, y más concretamente el ibérico. Este es un tipo de carne que sigue considerándose procesada por el proceso que pasa de salazón y curación de la carne, pero muchos expertos consideran que no es comparable a otros tipos de carne procesada, como las salchichas que pueden encontrarse en el supermercado. Para algunos ni siquiera se debería considerar carne ultraprocesada y el consumo de hasta 50 gramos de ese jamón curado entre cuatro y cinco días a la semana no produce daños.
Las lonchas de pechuga de pavo es un alimento muy socorrido en las dietas para perder peso. Pero aunque puedan ayudarnos a adelgazar, eso no significa que sean saludables, ya que algunos fiambres de pavo contienen en torno a un 50 %o un 60% de carne, mientras que el resto son azúcares e ingredientes de relleno. También existen otras lonchas que están hechas en un 90% de carne de pavo, y estas son las que, en todo caso, deberíamos consumir.
Es uno de los fiambres más típicos de nuestro país, y también uno de los más recomendables, debido a que contiene menos calorías y menos grasa. El lomo ibérico es una fuente importante de proteínas de alto valor biológico, muy ricos en vitaminas del grupo B y en minerales como el zinc, el hierro y el potasio. En cualquier caso, es también una carne procesada y, por tanto, no debemos excedernos en su consumo.