¿Es bueno meter en la nevera las patatas ya cocinadas para evitar los picos de glucosa?
Como cada semana en '¿En qué quedamos? Por Mi Dieta Cojea', Aitor Sánchez resuelve dudas, medias verdades y mitos sobre lo que comemos
En esta ocasión pone el foco en el almidón resistente. ¿Refrigerar ciertos alimentos es realmente tan beneficioso para nuestra dieta?
El alimento barato que contrarresta el azúcar (y nunca has reparado en él)
Está muy de moda meter en la nevera el arroz y las patatas una vez cocinados. Mucha gente en las redes sociales lo está vendiendo como el gran secreto para mejorar la dieta, un método infalible para cuidar nuestra flora intestinal y una ayuda inestimable para combatir los problemas de inflamación y evitar los picos de glucosa. Pero ¿refrigerar las patatas es realmente tan beneficioso? ¿Se está exagerando el impacto real que tiene?
A esta y a otras preguntas responde el nutricionista Aitor Sánchez en una nueva entrega de ‘¿En qué quedamos? Por Mi dieta cojea’, el formato en vídeo de Uppers en el que cada semana el experto en alimentación nos despeja algunas de las dudas que más se plantea la población sobre sus hábitos de alimentación.
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La moda del almidón resistente
Para empezar, el responsable de que tanta gente esté enfriando la comida es el almidón resistente. Hablamos de un tipo de fibra que ya solemos encontrar en otros alimentos, sobre todo en las legumbres y los cereales integrales. Desde hace unos años se ha descubierto que si se refrigera un alimento con almidón convencional -una patata cocida, la pasta, el arroz cocido- parte de ese almidón se transforma, y se crea almidón resistente.
Este almidón es muy interesante para nuestra salud digestiva, ya que se resiste parcialmente a la descomposición por parte de las enzimas y termina pasando al intestino grueso, lo que le viene muy bien a nuestra microbiota, estimulando el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas del colon. Eso sí, es muy importante que el producto esté cocinado. No vale con meter las patatas crudas al frigo. Y también dejarlo refrigerado al menos 12 horas para que le dé tiempo a que se suceda este proceso, llamado retrogradación.
Así que la teoría es fantástica: tenemos un extra de fibra, una reducción de la cantidad de calorías del producto y una rebaja del impacto en la glucemia. Pero ¿qué pasa en la práctica? ¿Es la mejor manera de empezar una dieta? Estas preguntas y otras muchas son las que el nutricionista responde en el vídeo para aclarar todas las dudas.
Palabra de experto
Aitor Sánchez es Dietista-Nutricionista y Tecnólogo Alimentario que se dedica a la divulgación sobre la buena alimentación en diferentes medios de comunicación y a través de sus propios artículos científicos y libros publicados sobre nutrición. Cada semana resuelve en 'Mi dieta cojea' dudas que probablemente no te habías planteado antes (o sí) sobre tu propia alimentación y formas de consumo.