Las fiestas navideñas son un tiempo de celebración, reencuentros y, por supuesto, de comidas y cenas abundantes. Comer tiene una parte social que ayuda a reforzar vínculos que, sin duda, contribuyen a nuestro bienestar. Sin embargo, el tipo de platos más consumidos en estas fechas, la mayoría alimentos ricos en grasas, azúcares y carbohidratos puede pasar factura a nuestra digestión, provocando hinchazón, acidez o pesadez estomacal.
Existen estrategias para pasar estos días sin que nuestro estómago sufra. Una de ellas, por ejemplo, es reservar el pescado para las cenas y la carne para las comidas. Aunque son dos proteínas animales, la primera es más sencilla de digerir.
Otro tip es no mezclar tipos de proteínas animales (no mezclar pescado, marisco y carne) en la misma ingesta para no sobrecargar el trabajo digestivo. Pero hay más recursos como los que ofrece la experta en naturopatía y nutrición integrativa Mireia Velasco.
Velasco, que está a punto de lanzar su primer libro, titulado 'Acaba con el SIBO', pone énfasis en la importancia de escuchar al cuerpo, preparar el sistema digestivo y adoptar pequeños hábitos que pueden marcar la diferencia, algo especialmente importante cuando se está fuera de casa y no se puede controlar el menú.
Para evitar llegar con hambre extrema a una comida navideña, la experta recomienda mantener una alimentación equilibrada durante el día. Si la comida o cena es el único compromiso del día, el desayuno puede ayudar a regular la glucemia: opciones como huevos, jamón serrano, queso, aguacate, frutos secos o aceite de oliva son ideales por su aporte de proteínas y grasas saludables.
“Si el día anterior has tenido una comida copiosa y no tienes hambre, no pasa nada por saltarse el desayuno. Hay que ser consciente de cómo se siente el cuerpo y, si no hay hambre, dejar descansar el aparato digestivo”, explica Velasco.
Además, la hidratación juega un papel fundamental por la mañana. Una manzanilla o agua caliente con limón sin azúcar ayuda a depurar y aligerar el organismo.
En reuniones familiares o comidas en restaurantes donde no es posible controlar el menú, Velasco propone adoptar pequeñas estrategias que faciliten la digestión y eviten el malestar. Estas son sus principales recomendaciones.
Tras una comida abundante, evitar acostarse inmediatamente es fundamental. Permanecer erguido o dar un paseo ligero favorece el tránsito intestinal y ayuda a evitar el reflujo.
Si no tienes mucha hambre al final del día, un caldo ligero o una infusión puede ser suficiente para cenar. Llevar bolsitas de infusiones como manzanilla o menta poleo en el bolso u otro tipo de accesorio, es un gesto sencillo que puede marcar la diferencia si estás fuera de casa y no hay opciones disponibles.
La experta también destaca la importancia de mantenerse activo. Levantarse de la mesa cada cierto tiempo, caminar tras la comida o buscar momentos para moverse durante el día ayudan a activar la circulación y mejorar la digestión. “Son pequeños hábitos que, aunque parezcan simples, marcan una gran diferencia cuando sabemos que ese día comeremos más de lo habitual”, concluye.