Mantener tu peso ideal y un organismo saludable es algo que depende de muchos factores, desde la alimentación hasta los buenos hábitos o la práctica de ejercicio físico. Por eso mismo, cuando se quiere perder peso muchas veces no solo basta con salir a correr o visitar el gimnasio, la alimentación también nos va a ayudar, siendo las verduras lo primero que se nos ocurre introducir en nuestra dieta o aumentar las cantidades de lo que ya tomamos. Pero a veces las verduras no parecen dar resultado. ¿Por qué? ¿Qué puede estar fallando?
Partiendo de la base de que las verduras son alimentos clave dentro de una dieta saludable y que introducirlas en nuestros platos siempre va a mejorar nuestra salud o a permitirnos mantener o bajar nuestro peso, hay ciertos mitos sobre ellas que pueden confundirnos sobre sus propiedades. Cuando las verduras no dan el resultado que esperamos "entran en juego otros factores, como la forma de elaborarlas o los alimentos con las que las combinamos", aclara Aitor Trabanco, nutricionista de la Fundación Española de Nutrición (FEN).
El especialista afirma que las verduras están prácticamente libre de grasas y que su potencial calórico es mínimo, por eso suelen ser adecuadas para mantener el peso o bajarlo. Otra cosa es la forma en la que las preparamos, pues no es lo mismo hacer unas verduras hervidas o una ensalada que una tempura. En este último caso ya le estamos adicionando otros ingredientes, como la harina, además de una fritura, lo que va a hacer que absorba grasa y gane calorías que vamos a ingerir.
¿Quiere esto decir que debemos de eliminar este tipo de elaboraciones de verduras? "Por supuesto que no, pero hay que racionarlo y no hacerlo todos los días", establece Trabanco, que apunta que lo indicado es comer verduras dos veces al día y que, al menos una de ellas sea en crudo.
Tal y como indica el nutricionista, las verduras ofrecen numerosas oportunidades de elaboración, pero si queremos aprovechar sus propiedades y no consumir más grasa de la cuenta, a la plancha, salteadas o hervidas son algunas de las mejores opciones para servirlas en la mesa. Otros platos, como la lasaña de verduras, que parece muy sana, está bien para un día, pero la pasta, la bechamel o el queso que llevan van a aumentar muchísimo la cantidad de grasa y la energía que se aporta a nuestro cuerpo, por lo que hay que controlar este tipo de elaboraciones.
¿Y la cena? Cenar verdura es uno de los puntos clave que se suele establecer en la mayoría de dietas para bajar de peso, pero muchas personas terminan cayendo en la tentación con la excusa de "es que no me ha llenado lo suficiente", picando a altas horas de la noche alguna que otra cosa que no es precisamente muy sana. Trabanco reconoce que estos casos le llegan a su consulta, aunque no deberían porque "las verduras tienen mucha fibra y son saciantes".
Según el especialista, lo que puede ocurrir es que efectivamente se esté tomando una ración más pequeña de la que pide nuestro cuerpo, por lo que habría que aumentarla un poco. También es posible que se esté en pleno proceso de cambio de hábitos para comer mejor y menos cantidades, lo que puede llevar a esos impulsos. Esto último requiere de un cambio progresivo que, dependiendo de la persona, puede tardar más o menos, aunque lo importante es tener cierto autocontrol para intentar no caer en el picoteo tras la cena hasta que tu estómago se acostumbre a raciones más pequeñas.
Sin embargo, puede ocurrir que el intento de cambio de hábitos se prolongue en el tiempo, entonces "sí que podría ser que la ración es muy pequeña y tendrías que aumentarla un poco hasta que esa ansiedad vaya desapareciendo", indica Trabanco.
Patatas, maíz, guisantes… Esas verduras u hortalizas que contienen almidones de las que se dice que hay que eliminar de la dieta para no engordar. ¿Verdad o mito? "Cuando se hacen dietas de pérdida de peso muchas veces se recomienda quitar estos tipos de almidones porque son hidratos de carbono", de forma que se reduzca drásticamente la cantidad de energía que se consume, establece el nutricionista, que aclara que siempre que se consuman dentro de un patrón dietético saludable estos almidones tienen cabida porque "es lo que consume nuestro cerebro".
Por tanto, el especialista de la FEN establece como mito eso de erradicar los almidones para adelgazar porque engordan, indicando que el prolongar durante mucho tiempo estas dietas puede traer problemas, como irritabilidad. Por ello, aconseja no eliminarlos, solo adecuar su consumo, las cantidades y el tipo de cocción que se emplea.
Un bocadillo por la noche también puede ayudarnos a bajar de peso, siempre que elijamos los ingredientes adecuados para evitar las grasas por la noche. El jamón serrano, sin grasa, el atún o el pavo son grandes opciones, más aún si los acompañamos con tomate, pimientos o lechuga. Así, combinamos alimentos bajos en grasa para que nuestro organismo tire de reservas y nos ayude a adelgazar.