El yogur es uno de los postres favoritos de los españoles. Se consume en nueve de cada diez hogares de forma habitual, en cuatro de cada diez, diaria, según los datos del barómetro realizado por AECOC Shopperview y 40dB. Durante el confinamiento, por ejemplo, sus ventas aumentaron un 18,2% y se trata de uno de los pocos productos que el español medio tiene integrado en su dieta de forma consolidada, junto con la fruta y la leche, de acuerdo con el mismo estudio. Sin embargo, hay mucha confusión respecto a los que son mejores o peores, nutricionalmente hablando. Preguntamos a Carlota Martín Maestro, dietista nutricionista y farmacéutica titular de la Farmacia Alameda, para que nos aclare cuáles debemos meter en nuestra cesta de la compra y cuáles debemos desterrar para siempre.
Te acabas de quedar boquiabierto. Son los que tradicionalmente recomendaban los expertos en las dietas enfocadas a bajar de peso, pero la tendencia actual de los expertos es otra totalmente diferente. De acuerdo con estudios, como el publicado en la en la revista BMJ Open Diabetes Research & Care, tomar dos raciones diarias de lácteos enteros está asociado a un riesgo menor de diabetes e hipertensión.
Esto es debido a que los yogures enteros conservan todas las propiedades naturales de la leche y, si son naturales, solo tienen un ingrediente más, los fermentos lácteos. "En los yogures normales se mantiene la proteína, la grasa, los azúcares naturales y todo esto es bueno. El problema que tienen los 0,0 es que, al quitarle la materia grasa, le añaden edulcorantes y saborizantes para que sean comibles. Es decir, les quitan propiedades naturales para añadírselas de forma sintética. Es mejor la grasa natural y beneficiosa que algo artificial", nos explica la dietista. Por eso, nos pide que siempre que vayamos por el pasillo de los lácteos avancemos hacia los enteros y dejemos de parar en los 0,0% pensando que son mejores para nuestra salud. "Los edulcorantes tienen el mismo efecto en el cuerpo que el azúcar, tengámoslo claro", asevera.
Siguiendo la línea de lo anterior, la titular de Farmacia Alameda nos hace un símil rápido y fácil. "Sabor es igual a azúcar. Con esto quiero decir, que cada vez que veas en el envase esta palabra es como si tomases una cucharada colmada de azúcar blanco", teniendo en cuenta que la OMS recomienda un consumo máximo de 25 gramos al día, habrías superado esta cantidad solo con tu tentempié de media mañana.
Algo similar pasa con aquellos que aseguran tener trozos de fruta en su interior. En tu cabeza lo que estás comprando es un yogurt natural con trozos de fresa, pero la realidad es otra totalmente diferente. "A este tipo de yogures, además de los conservantes, colorantes, saborizantes o edulcorantes de los que hablábamos anteriormente, también le añaden trozos de fruta. Lo que ocurre es que, para que se conserven en perfecto estado y sepan a lo que deben saber cuando te los metes en la boca, añaden fruta conservada en jugos o bien deshidratada, cualquiera de las dos opciones con unos niveles de azúcar altísimos", comenta la experta.
Esto no quiere decir que te tengas que comer el yogurt solo, sin ningún tipo de sabor o con esa acidez que caracteriza a los naturales, "lo mejor es que seamos nosotros los que le añadamos lo que queremos. Si es fruta, que sea pelada y cortada en el momento, también es una opción ponerle miel, frutos secos, cacao puro, canela y un sinfín de opciones igual de sabrosas que las industriales y mucho más saludables", apunta Martín Maestro.
Siguiendo las nociones anteriores, seguro que ya te imaginas la explicación. Cuando ves en el envase un puñado de avena o una rama de trigo, tu cabeza tiende a pensar que se trata de un producto bueno para la salud y que te ayudará con tu tránsito intestinal, pero lamentamos decirte que no es así. Los niveles de azúcar de estas opciones son altísimos por mucho que incluyan muesli o fibra. Cualquiera de las marcas del mercado tiene más de siete gramos en cada vasito, casi tres veces más de la cantidad diaria recomendada.
"Si lo que queremos es incorporar fibra es mejor apostar por un yogurt natural y mezclarlo nosotros mismo con unos copos de avena o centeno integrales. Lo mismo digo sobre aquellos que contienen frutos secos. Si los ingredientes fuera yogurt natural y nueces crudas, o pistachos o almendras, no habría problema, pero la realidad es una muy diferente. Por eso, como con la fruta, es mejor incorporárselo tú mismo en casa. El sabor será mucho mejor, conservarás todas las propiedades del lácteo y todas las grasas saludables del fruto seco, y tu salud también te lo agradecerá", concluye la nutricionista.