Por pasión o por entretenimiento, para continuar enriqueciéndose o para cumplir sueños pendientes, cerca de 1.300 personas de más de 60 años están se han matriculado como estudiantes de la UOC. Ramon, Joaquim, y Marta son una buena muestra de ello. Además, para Montserrat Lacalle, psicóloga experta en gente mayor y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, estudiar les aporta "efectos colaterales como evitar la soledad y el aislamiento, favorecer que se relacionen con personas de su edad o distinta, y ayudar a establecer objetivos y rutinas".
"Estudiar de nuevo es una experiencia muy personal y a cada persona le aporta algo distinto. Podríamos decir que a la mayoría de las personas mayores les permite seguir activas, y es importante que lo que hagan tenga sentido, como siempre en la vida. Además, puede pasar que algunas personas estén dando respuesta a un anhelo que han tenido mucho tiempo. Así tienen, además, el plus de satisfacción para lograr un objetivo que les ha acompañado", dice Montserrat Lacalle, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación. Lacalle afirma que "lo que mueve a estas personas a esforzarse es lo mismo que las ha movido a lo largo de su vida. Una persona envejece y afronta su envejecimiento como ha vivido. Si siempre ha tenido motivación para aprender, se ha fijado metas…, continúa haciéndolo en esta etapa. Hay quien necesita demostrarse que todavía puede, y eso le hace sentirse bien".
"Mientras estamos vivos, no dejamos nunca de aprender y explorar nuevas fronteras", dice Marta Pons (Barcelona, 78 años), estudiante del grado de Psicología. Esta doctora en Farmacia recuerda que, cuando era joven, estudió su primera carrera por "imperativo paterno". Ahora ha vuelto a la universidad por "puro instinto y corazonada". "He querido explorar y lo encuentro apasionante. Fui profesora no numeraria PNN y, por imperativos familiares (en 1970), se me sugirió que dejara la docencia y la investigación y me incorporara a la farmacia que había adquirido mi familia. Utilicé el mostrador como lugar de docencia y ayuda. 42 años de ejercicio, de los cuales algunos coexistiendo con los de la universidad (en aquella época todavía no había incompatibilidades). En una farmacia haces de psicólogo de cabecera aunque no quieras (con todos los respetos). Ahora, de forma natural, he querido estudiar lo que hice, seguramente, mal pero con toda la buena fe del mundo". Marta es consciente de que no podrá ejercer por edad, pero quiere estar preparada para hacer un voluntariado en salud mental.
Joaquim Fernández (Mataró, 64 años), estudiante del grado de Comunicación, coincide en que "hay otras formas de ejercer. Yo colaboro con una entidad que gestiona una radio que emite por internet, y me gustaría escribir mi propio libro". Joaquim, de joven, empezó estudios de arquitectura, pero graves problemas de visión le obligaron a dejarlos. Mientras esperaba un donante de córnea, se matriculó en Empresariales, pero lo dejó y montó su negocio. Ahora, a las puertas de la jubilación, ha querido volver "sobre todo para pasármelo bien y para aprender a leer más críticamente, escribir y aprender técnicas audiovisuales", comenta, y añade que "también para mantener viva la actividad cerebral ejercitando la memoria, además de dar un sentido al día a día con una actividad que me obliga a ser constante". Se inclinó por el área social y, "por edad, y por comodidad, quise probar la educación en línea. Antes de empezar el grado, cursé la asignatura Comunicación cultural. El método me gustó y los resultados fueron buenos". Eso le llevó a decidirse, y ahora asegura que "estudiar por gusto y sin presiones es un lujo, divertido y apasionante", y anima a la gente de su edad a seguir el mismo camino: "Que no les dé nada de miedo, que todo son ventajas. Se relacionarán con personas más jóvenes y eso les proporcionará una visión de la actualidad distinta".
Ramon Roca (69 años) también estudió tres cursos de Arquitectura y uno de Matemáticas, pero no acabó ninguno de esos estudios. Pasados ya los sesenta, "quería conocer más a fondo qué es la informática, saber cómo funciona un poco más en detalle y poder llegar a saber algo de la IA. Me matriculé en el grado de Ingeniería Informática. Solo busco conocimiento. Escogí la UOC por la facilidad para cursar las asignaturas a mi ritmo y no tener que ir a clases presenciales". Para él, lo más difícil es entrar dentro de las dinámicas propias de la programación, y lo más fácil, todo lo relacionado con las matemáticas. Así mismo, "es difícil también dedicar un tiempo continuado a estudiar. Mi trabajo me lleva a viajar muchas veces", comparte.
Lacalle afirma que "estamos en una sociedad en la que juventud y actividad están sobrevaloradas. Muchas veces tenemos una imagen deformada de lo que es el envejecimiento y de cómo funcionan las personas mayores. El que en algunos momentos nos encontremos a estas personas estudiando no diría que cambia el imaginario colectivo, pero es una pequeña contribución a ese cambio. Cuesta mucho cambiar los estereotipos, es una carrera de fondo y en muchas direcciones, pero es un granito de arena. Desgraciadamente, cuando conocemos a alguien, acabamos viéndolo como una excepción".
Pero no todo el monte es orégano. La profesora Lacalle recuerda que "el ser mayor tiene inconvenientes que no hay que dramatizar, como por ejemplo un cambio en la memoria o en la velocidad, cambios en otras capacidades cognitivas o físicas… Ser mayor te ubica en otro escenario. La gente joven tiene que acabar en X tiempo. Su futuro profesional depende de su expediente académico y de que terminen. En cambio, en el caso de la gente mayor, la vivencia es distinta: es por placer, por motivación… No tienen presión ni tienen que conseguir nada después. Eso hace que disfruten más. Más allá de las capacidades cognitivas, es importante saber que estas personas vienen de otro paradigma académico que ha ido cambiando a lo largo de los años. Ahora se encuentran con entornos virtuales, pero también con otras formas de enseñar por parte de los docentes, y eso les puede dificultar las cosas".
Por eso, esta psicóloga "recomendaría a una persona mayor que no se compare con las personas de alrededor y sus capacidades. Cada cual funciona de un modo distinto, y nos puede llevar a la frustración compararnos. Es importante que sean flexibles con el tiempo que necesitan y no autoexigentes, que se marquen un objetivo que los motive y oriente, pero no vivirlo de forma impositiva. Tienen que ser conscientes de que utilizan un camino distinto al de los jóvenes. Que pregunten y pidan apoyo a los docentes. Tener constancia los ayudará".