Es verano, tienes a los tuyos en casa todo el día, las horas de luz nos animan a salir más, a vernos más con nuestros amigos... ¿O no? De pronto, un inoportuno dolor de cabeza que te hace cancelar la cita en el último momento, el sofá, como destino soñado, mejor con la televisión puesta y sin energía para abordar lo más sencillo de la vida diaria. Quizás te parece exagerado, pero puede haber una depresión latente. Hay síntomas que no llaman la atención ni para quien los padece ni para el círculo cercano. Sin embargo, basta con que algunos de los que exponemos a continuación aparezcan de manera simultánea para parar y reflexionar sobre qué puede estar pasando.
A veces aparecen dolores musculares y molestias sin un motivo específico. Nos referios a migrañas, indigestiones frecuentes, mareos súbitos y malestares por el estilo. Primero hay que descartar que no haya una causa física, para lo que es necesario acudir al médico. Si no la hay y el malestar continúa, puede ser indicio de depresión.
También es posible que no aparezca ninguna molestia física como tal, pero no te sientes bien y tienes accesos de hipocondría: ante cualquier inconveniente de salud te ves con una enfermedad grave. Anticipar los peores escenarios suele ser un síntoma de depresión.
¿Cuándo fue la última vez que quedaste con tus amigos? ¿Y la última vez que cancelaste esa reunión a la que habías dicho que sí? Un día te das cuenta de que desde hace un tiempo vas eludiendo todo tipo de actividades sociales. La excusa es que tienes cosas que hacer o que no tienes ganas de salir. Empiezas a ver la agenda social como una especie de obligación.
La realidad es que estás aislándote y negándote algo fundamental para la salud mental: el contacto con los otros. Ellos son los que ayudan a mantener nuestras referencias, especialmente en momentos complejos, y los que nos dan calidez, afecto y bienestar, un 'chute' de endorfinas que son el mejor antídoto de la depresión.
El slow-living está muy bien cuando está asociado a vivir de manera consciente. Sin embargo, hay que distinguirlo de un modo de hacer y de procesar lento. Este es uno de esos síntomas de depresión que pasa más desapercibido. El cerebro de una persona con depresión funciona de manera diferente al de una persona en armonía consigo misma. La depresión termina incidiendo sobre la motricidad y hace que los movimientos sean más lentos, casi como si fueran a cámara lenta. A veces, incluso, parece que una persona estuviera moviéndose en cámara lenta. También tarda un poco más en reaccionar a los estímulos externos. Si le hablas, es como si se quedara meditando en lo que has dicho, antes de contestarte.
Algunas patologías dermatológicas están asociadas a trastornos emocionales. Es el caso de la psoriasis o de la rosácea. Con la dermatitis, pasa algo parecido: un estudio de la Universidad de Wisconsin mostró que esta afección está más presente en personas deprimidas.
La aparición de eczemas en la piel que causan picor y dolor es la principal característica de esta enfermedad, aún sin causa conocida
Pasar demasiado tiempo ante pantallas, ya sea la televisión, el ordenador o el móvil pueden ser síntomas de depresión. Todas ellas, cuando se pasa el tiempo de consumo razonable, tienden a aislar a las personas, haciéndoles, además, poco conscientes de su estado. Cuanto más desconectados estemos de nosotros mismos y de nuestras necesidades, más cerca estaremos de los trastornos mentales.
Si no hay deseo sexual y se prolonga en el tiempo, es posible que haya una depresión a la vista. Primero hay que tener claro, la 'velocidad de crucero': cuántas relaciones son las habituales en cada uno. Cuando desciende de manera habitual, pasa algo. Las personas deprimidas suelen eludir lo erótico. Están anclados en una situación de desánimo nihilista.
Con depresión, la mente trabaja más despacio. También es común que haya dificultad para concentrarse, planificar u ordenar. Por esa razón, las personas deprimidas suelen cometer muchos pequeños errores. Esas equivocaciones tienen que ver con olvidos, con confusiones respecto a asuntos simples, con distracciones y con dificultad para aprender, entre otros. Es incapaz de asumir y gestionar el aquí y el ahora.