Cuando tenemos pareja, establecemos una serie de vínculos emocionales sin los cuales la pareja no existiría. De hecho, desarrollar un cierto grado de interdependencia en una relación donde ambos miembros ganen con la interconexión y el compartir los intereses de la vida es, sin duda, algo normal y positivo. Sin embargo, debemos aprender a marcar los límites para no confundir este vínculo con la dependencia emocional.
A diferencia de lo que ocurre con la conexión de pareja, la dependencia emocional es una necesidad que se convierte en el eje de nuestra relación con la otra persona. Desde el punto de vista de la psicología, se define como un fenómeno caracterizado por la necesidad abrumadora de tener la atención y aprobación de nuestra pareja, lo que supone un desequilibrio en la interacción de los dos miembros que desemboca en falta de autoestima y de autoafirmación, ansiedad intensa y miedo a perder a la pareja, entre otros efectos.
¿Cómo delimitar las barreras y ser conscientes de que se ha traspasado la línea? Cuando nuestros juicios y acciones comienzan a estar subordinados a lo que dice nuestra pareja, es momento de plantearse si hay un equilibrio saludable o no. Vernos inmersos en una relación de este tipo puede, además, complicarse cuando la pareja provoca de forma deliberada nuestra dependencia, haciéndonos chantaje emocional y condicionando su aprecio a que hagamos lo que quiere. En este escenario, el mantra habitual es "Si haces lo que quiero, te quiero. Si no, no".
En una relación también puede surgir confusión entre si lo que se siente es amor o simplemente apego hacia el otro. Son dos conceptos diferentes, aunque ambos hacen referencia al ámbito emocional y a la conexión que establecemos con otros seres humanos, lo que hace que sean fáciles de confundir.
El amor es un sentimiento de intensa atracción emocional, y a veces sexual, hacia otra persona. Sin embargo, el apego es un vínculo afectivo clave en el desarrollo psicológico de las personas desde que son pequeñas y que les aporta la seguridad y cercanía necesaria para ir aprendiendo a vivir. Este apego, generalmente asociado a los cuidados de los padres, puede derivar en patológico a edades adultas cuando se convierte en dependencia del otro, impidiendo la autonomía y madurez de la persona y afectando de lleno en una relación de pareja.
Saber escucharnos, comunicarnos y gestionar nuestras emociones es fundamental para evitar generar una dependencia emocional que pueda hacernos daño a nosotros y al otro miembro de la pareja. Y es que enfrentarse a este fenómeno de forma espontánea no es algo sencillo, especialmente cuando viene provocado tras una ruptura. En esos momentos, es frecuente confundir la dependencia emocional con el sentimiento amoroso.
En caso de que estés pasando por una situación parecida, hay estrategias emocionales que nos permiten superar la dependencia emocional. Los expertos de TherapyChat, plataforma de psicología online, comparten las principales claves: