"Érase un móvil a un adolescente pegado". Si Quevedo tuviera que pensar temas para sus nuevos sonetos, la adicción de los adolescentes a los móviles, un uso extendido que ha dado origen a nuevos trastornos como 'nomofobia', 'whatsappitis', 'selfitis' o 'vamping', nuevas enfermedades del siglo XXI que ya empiezan a formar parte del vocabulario médico.
Las tecnopatologías o enfermedades tecnológicas tabién se las conoce como dolencias 2.0 y se refiere a los efectos perjudiciales generados en niños y adolescentes por el uso abusivo de internet, los ordenadores, las tabletas y los teléfonos móviles. Ya están presentes en las consultas de Atención Primaria y, según los profesionales, irán a más.
De hecho, los expertos de la Medicina de Familia ya han establecido los síntomas de las patologías más comunes para facilitar el diagnóstico. Los expertos ya distinguen entre las tecnopatologías físicas y psicológicas. Según advierten, los cuadros que se ven en niños y adolescentes enganchados a las pantallas son muy diversos, desde algunos problemas físicos como la obesidad, la hipertensión, problemas de visión derivados del sedentarismo y la exposición excesiva a la luz de los dispositivos, hasta trastornos emocionales o neurológicos como el déficit de atención, el bajo rendimiento escolar o los problemas de conducta.
La solución es pluridisciplinar e implica que los propios afectados conozcan los riesgos de una exposición exceiva a las TIC. ¿A qué trastornos nos estamos refiriendo?
Se trata de una enfermedad emergente caracterizada por la aparición de dolor, hinchazón y entumecimiento, especialmente en los pulgares por sujetar y teclear el móvil durante mucho tiempo. Esta postura prolongada de flexión provoca tensión en los músculos con aumento del tono y posible contractura que puede afectar desde la región del cuello a la zona dorsal.
Este trastorno se define como el deseo obsesivo compulsivo de tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) destaca tres fases de este trastorno. La primera, llamada 'borderline', cuando el adolescente se hace tres 'selfies' al día sin compartirlos en las redes. La segunda, ya aguda, ocurre cuando la persona se toma tres fotos y las sube a las redes. La crónica y última se da cuando se siente el impulso irrefrenable de hacerse 'selfies' continuamente.
Este trastorno tiene su reverso en la 'selfifobia', el miedo a hacerse un 'selfie' por temor a no salir bien, sobre todo, al compararse con ciertas celebrities. Algunos jóvenes, incluso, experimentan ansiedad, con síntomas como sudoración o incluso taquicardias.
Seguramente, es el trastorno que más sufren los padres. El 'phubbing' es la combinación de las palabras 'phone' (teléfono) y 'snubbing' (despreciar). Si quisiéramos traducirlo al español, sería algo así como 'ningufoneo'; es decir, esa costumbre de prestar más atención al móvil que a las personas con las que estamos.
Así se llama el miedo irracional a no tener el móvil o estar incomunicado a internet. Se trata de un acrónimo formado por la palabra inglesa 'no-mobile-phone phobia'. Un estudio realizado en Reino Unido en 2011 señaló que el 53% de los usuarios de 'smartphones' experimentan ansiedad cuando pierden su móvil o se quedan sin batería.
El síndrome de la vibración fantasma es una de las pruebas de cómo la tecnología ha invadido nuestro espacio mental y emocional. Es la sensación táctil de que el teléfono está vibrando, sin que realmente esto ocurra. Algunos estudios señalan que el 80% de la población ha creído en algún momento de su vida que su móvil estaba vibrando
¿Quién no ha pillado a su hijo con el móvil cuando debía estar durmiendo? Ese es un caso claro de 'vamping', el fenómeno por el cual los adolescentes usan sus dispositivos móviles durante la noche, reduciendo las horas necesarias de sueño para lograr un buen descanso. Entre las razones que motivan el 'vamping', la necesidad de pertenencia a su grupo y la sensación de aparente libertad que otorga estar eligiendo un mundo propio a través de la pantalla del móvil.