En los últimos años pocos conceptos dentro de la psicología divulgativa se han extendido como el de “persona tóxica”, quien más y quien menos ha tenido la mala suerte de toparse con uno de ellos, en su día a día y lo que es peor, en el ámbito laboral.
Una persona tóxica es aquella que nos altera profundamente el estado de ánimo y cuyo comportamiento puede ser perjudicial no solo para quienes la rodean sino también para sí mismo. Aunque existen muchos tipos de personas tóxicas, normalmente son personas que no han evolucionado emocionalmente; personas inseguras, egoísta y poco independientes. Tienden a relacionarse de forma absorbente, agotando, estresando y/o deprimiendo a la gente que tiene alrededor.
Hay que destacar que no todos reaccionamos del mismo modo ante las personas, es decir, puede que esa persona que para ti es tóxica no lo sea para los demás. No obstante, existen una serie de señales por las que se pueden identificar a las personas tóxicas.
Las personas tóxicas son nocivas para el bienestar mental de sus semejantes, pero la persona que para uno es tóxica no tiene por qué serlo para otra. Es fundamental aprender a convivir con ellas para afrontar ciertas situaciones, analizando las propias emociones que esta persona genera sobre uno mimo. Entender por qué nos alteran o hacen sentir mal es fundamental para poder relacionarse con ellas.
La psiquiatra Marian Rojas-Estapé recomienda “intentar entender por qué esa persona es tóxica para ti, desmenuzar lo que está sucediendo, es decir, ver si es un tóxico universal, si para todo el mundo es una persona tóxica y a todo el mundo le cuesta o te cuesta especialmente a ti”.
Entre las emociones que nos puede generar una persona tóxica son:
Estar metido en una relación tóxica, ya sea romántica, familiar o laboral suele tener un impacto directo a nivel psicológico que puede provocar en la persona estrés, ansiedad, depresión, falta de autoestima, fobias, problemas somáticos, etc.
Mantener las distancias con la persona tóxica es la opción más fácil y efectiva, pero no siempre es la opción. Como es imposible cambiar el comportamiento de las personas, hay que relativizar e intentar cambiar el comportamiento propio en busca de tener sentimientos y sensaciones distintas en relación con la persona que nos hace daño. ¡Algunos consejos!