¿Qué es ser feliz? ¿Se puede alcanzar ese estado de manera permanente o solo podemos aspirar a serlo en ciertos en momentos? Todos nos hemos planteado alguna vez estas preguntas trascendentales, ya que la felicidad es uno de los mayores objetivos que tiene el ser humano. Y uno de los métodos a los que podemos recurrir para acercarnos más a ese gran concepto es la filosofía Meraki.
Esta palabra proviene del griego y, su vez, del turco merak, y aunque no existe una traducción literal vendría a significar hacer algo con amor y con pasión. De eso trata el Meraki, de poner toda nuestra alma y nuestra esencia en cualquier cosa que acometamos en la vida independientemente de su trascendencia, desde lo más insignificante a lo más vital. Es decir, entregarnos a los que hacemos poniendo todo de nosotros mismos.
El Meraki conlleva emprender cualquier actividad con entusiasmo, ya sea algún hobby, un deporte o el trabajo. De hecho, si lo aplicamos a esto último y nos comprometemos a ejercer nuestra profesión lo mejor posible, no solo obtendremos un resultado óptimo, sino que nos sentiremos laboralmente satisfechos y orgullosos de haber hecho todo lo que estaba en nuestra mano para lograr la excelencia.
La psicología positiva sostiene que la pasión es contagiosa y puede transmitirse a quienes nos rodean. Y lo mismo sucede con quien trabaja el Meraki en el entorno laboral. Es más que probable que su dedicación y entusiasmo inspire y motive a sus compañeros y se genere un ambiente positivo. También es cierto que no siempre es fácil aplicar el Meraki, sobre todo cuando no se está a gusto en el entorno laboral, se trabaja sin ilusión o se bordea el síndrome del burnout.
Algunas formas de aplicar este concepto en el día a día las desgrana la psicóloga Paula Ramírez en una entrevista en 'Hola'.