Todo el mundo miente alguna vez en su vida. Lo hacen los adultos, los adolescentes y, por supuesto, los niños. Estos empiezan a hacerlo a muy corta edad, y precisamente una de las grandes preocupaciones de los padres es saber si sus hijos les están diciendo la verdad. Pero una cosa es un embuste o una falsedad y otra es ocultar cosas, mantener sus propios asuntos en el ámbito de la privacidad. No es fácil detectar una mentira, pero el lenguaje no verbal nos puede ayudar a averiguarlo.
La experta en Sinergología y especialista en comunicación no verbal Eva García Ruiz nos explica en una nueva entrega de 'Todo lo que dices(sin darte cuenta)', el formato de vídeo que analiza todo lo que el cuerpo dice sin que el cerebro se aperciba, cómo saber si nuestros hijos están siendo completamente sinceros con nosotros.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que en todas las mentiras hay una parte de verdad. Y para cualquiera, ya sea adulto o joven, es más fácil mentir cuando se está siendo sincero al menos en una parte. Por eso debemos preguntar al niño de manera completa. No hay que pensar que hay una mala intención de primeras. Simplemente puede ser que no se exprese con la misma fluidez que un adulto.
A la hora de 'interrogar' a un menor hay que tener en cuenta varias consideraciones. En primer lugar, hay que evitar el efecto Otelo. Si cuando alguien me hace preguntas yo percibo que esa persona piensa que estoy mintiendo, mi cuerpo se pone nervioso, se tensa y empieza a dar señales de mentira, aunque no sea así. Cuidado, entonces, con ponernos demasiado inquisitivos porque podemos provocar que el niño nos transmite señales anómalas pese a que nos esté diciendo la verdad.
Y por otro lado hay que desterrar los falsos tópicos sobre la comunicación no verbal. Uno de los más populares es el de que no mantener la mirada es sinónimo de mentira. No tiene por qué ser así. Puede ser que baje la cabeza o desvíe la mirada por muchos motivos: por timidez, porque está avergonzado, porque no quiere delatar a alguien o porque está pensando en otras cosas, no necesariamente porque esté mintiendo.
Otra situación en la que el lenguaje no verbal es importante es en una primera cita después de un divorcio. En estos encuentros saber leer la expresión corporal de la otra persona es fundamental para detectar si estamos captando su interés. ¿Por qué me está mostrando más el lado izquierdo de la cara? ¿Por qué me mira fijamente sin apenas pestañear? ¿Qué significa que se incline hacia mí?
Una de las señales más reveladoras de que a nuestra cita le estamos gustando es que la parte inferior de su párpado comience a hincharse y las pupilas se agranden. Eso nos indica que la otra persona está a gusto y cómoda con nosotros. Si en cambio las pupilas se contraen puede ser señal de rechazo.