Entenderse bien con los hijos pasa inevitablemente por llevar una relación lo más natural y fluida posible con sus parejas. Pero no siempre es posible tener buen 'feeling' con esas personas con las que nos deberíamos llevar bien. De la misma manera que no nos tiene por qué gustar todo el mundo, siempre habrá a quien no le caigamos bien, aunque no hayamos hecho nada para ello. Sin embargo, cuando se trata de la pareja de nuestro hijo o hija sí solemos poner más cuidado en que se sienta cómodo cuando está con nosotros. Pero ¿tenemos forma de saber a ciencia cierta si le caemos bien?
La experta en Sinergología y especialista en comunicación no verbal Eva García Ruiz nos cuenta en una nueva entrega de 'Todo lo que dices(sin darte cuenta)' qué señales debemos tener en cuenta para confirmar si hay una buena sintonía con alguien. Hay personas que son muy poco sutiles a la hora de transmitir el desagrado que sienten con una situación, pero otras no muestran de forma tan directa cómo se sienten. Es en esos casos donde debemos saber interpretar el lenguaje de nuestro interlocutor más allá de las palabras.
Es importante ser conscientes de que a veces la tensión que percibimos en ese chico o chica que nos presentan nuestros hijos puede deberse a su propia timidez, su inseguridad o porque se ha visto inmerso en una situación que no quiere vivir. Esa incomodidad aparente tiene que ver más con su propia personalidad que con el hecho de que realmente no le caigamos bien.
Pero sí hay maneras de saber si esa persona está cómoda o si la comida que le hemos puesto en la mesa le gusta de verdad. Por ejemplo, si nos fijamos en la zona de los ojos y detectamos que el párpado inferior desciende, dejando visible la parte blanca, eso es una señal de malestar. O si le preguntamos si le gusta la comida y notamos que la boca se repliega, es síntoma de que no quiere 'mojarse'. A veces es recomendable hacer preguntas más amplias que exijan expresar frases más completas que un simple 'sí' o 'no' para observar mejor esas reacciones en la zona de la boca.
No olvidemos tampoco que ciertos tópicos sobre la comunicación no verbal son falsos. Por ejemplo, el de que no mantener la mirada es sinónimo de mentira. Esto no tiene por qué ser así. Cuando interrogamos a nuestro hijo, o a cualquier otra persona, puede ser que baje la cabeza o desvíe la mirada por muchos motivos, ya sea por vergüenza, por timidez, porque no quiere delatar a alguien o porque está pensando en otras cosas, no necesariamente porque nos esté mintiendo.